El portero Sergio Rico, con sus puntuales intervenciones en la primera y segunda parte, incluido la parada de un penalti, le dio la victoria (1-0) al Sevilla ante el Girona, un rival que ratificó en el Sánchez Pizjuán que es una de las revelaciones en este su debut en la máxima categoría.
El Sevilla se reencontró con el triunfo liguero en su estadio tras tres partidos seguidos en este torneo sin conseguirlo y con el mantiene plaza europea, pero su juego dejó mucho que desear ante un adversario que siempre le plantó cara.
Volvió el equipo del italiano Vincenzo Montella al Sánchez Pizjuán cuatro días después de clasificarse ante el Leganés para la final de Copa y, ya aparcado provisionalmente ese torneo, con la idea de recuperar el terreno perdido en LaLiga.
Los sevillistas, después de que el sábado el Eibar ganara precisamente en el campo del Leganés, habían sido desbancados por los guipuzcoanos de la sexta plaza de la tabla y con ello de la zona europea, por lo una victoria se hacía aún mas necesaria.
Rico, salvador
Además, el conjunto gerundense también jugaba por primera vez en su historia en el estadio hispalense ante el Sevilla con la posibilidad de ganar y adelantar a los de Montella en la clasificación, lo que daba una idea de la gran temporada del equipo de Pablo Machín en su debut en la máxima categoría.
El técnico italiano encontró la solución de sustituir al organizador del equipo, el argentino Éver Banega, con más músculo en el centro del campo con el también argentino Guido Pizarro, mientras que Machín optó por darle la suplencia al goleador del equipo, el uruguayo Christian Stuani -con algunas mermas físicas durante la semana-, y sacar de delantero al keniano Michael Olunga.
De entrada se vio un partido de ritmo lento, con dos equipos que parecieron estudiarse sus intenciones pero en el que la formación catalana sí mostró que no tenía ningún complejo para irse al ataque en el momento que tuvo el balón, que fue mucho.
Avanzó el choque sin que el Sevilla supiera como meterle mano a un rival que ganaba el duelo en el centro del campo y que tuvo bien amarradas las líneas de pase del rival, aunque cuando los locales las superaron sí inquietaron al meta marroquí Yassine Bono.
Se vio siempre al Girona seguro cuando tuvo que defender y con desparpajo a la contra ante un adversario demasiado lento y previsible en sus acciones, por lo que incluso fue el cuadro visitante el que gozó de las mejores de abrir el marcador.
Sarabia pudo hacer el segundo
Entonces apareció la figura del meta de Sergio Rico, cuestionado en las últimas semanas por un sector de la afición pero que salvó a su equipo de irse al descanso en desventaja, primero con dos paradas de mucho reflejo y después al despejar un lanzamiento de penalti que ejecutó Aday Benítez y que el árbitro señaló por manos del delantero colombiano Luis Muriel.
Se notó mucho la ausencia de Banega en la primera parte, pero en la segunda, antes de que se cumpliera el primer minuto de juego, el argentino Joaquín 'Tucu' Correa no desaprovechó un pase largo para superar al portero en una acción que remachó Pablo Sarabia bajo los palos para poner el 1-0.
Pasó el Girona de la posibilidad de irse al descanso en ventaja a empezar la segunda con el marcador en contra, aunque eso no le desequilibró y mantuvo su empuje ante un Sevilla descentrado, sin saber controlar la situación y dándole la iniciativa al rival.
Pese a ello, Sarabia tuvo una gran oportunidad de marcar su segundo tanto pero no supo definir ante Bono, con lo que el partido se mantuvo abierto hasta el final pero sin fruto para el Girona, que se encontró otra vez con Sergio Rico para evitar que llevara algo del Sánchez Pizjuán.
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