Todo sucedió en la segunda mitad del Camp Nou, cuando Luis Suárez se disponía a lanzar una falta a pocos metros de la portería del Inter de Milán.
Brozovic sorprendió a todos cuando se tumbó detrás de la barrera que habían formado sus compañeros, y su genial maniobra surtió efecto: el lanzamiento de Suárez salió repelido por el jugador.