Llevan 20 años quemando escenarios con su potente directo. Los asturianos Desakato han dedicado su vida a la música desde niños. Se conocieron en la Escuela de Música de Llanera y ahí nació la leyenda. "No teníamos más pretensión que tocar en la fiesta de final de curso del instituto", bromea Pepo, vocalista del grupo.

Llegaron a participar en el mítico programa de talentos infantiles de los 90 'Veo, Veo' y confiesan que ya, desde entonces, experimentaban con divertidas versiones: "Hicieron un combo para juntarnos a hacer versiones de los Beatles en asturianu", comenta Pablo, también vocalista del grupo.

Con la banda formada, empiezan a participar en festivales y despuntan en Asturias. Al punto de que deciden alquilar una sala y dar el salto: su primer concierto en solitario. "Estábamos bastante acojonados. Recuerdo que fue como lleno total, salimos al escenario y notamos que la gente gritaba", relata Pablo: "Creo que ese fue el momento en que ya la droga de la música entró en nuestros cuerpos y desde entonces ya no la pudimos sacar".

Compañeros y hermanos

Sus conciertos empezaron a ser un comentado espectáculo. Cada vez colgaban antes el cartel de 'completo' y multiplicaron su presencia en salas y festivales. Sobre el escenario destilan esa camaradería que también se ve en la distancia corta del bar en el que charlamos, donde reconocen que el pegamento de la banda ha sido sentir su amistadcomo un pacto de sangre.

"Aparte de que él y yo seamos hermanos, los integrantes del grupo somos cinco hermanos", cuenta Pepo. "Somos los amigos del instituto que no perdieron esa esencia y que todavía tienen esa tontería adolescente dentro", explica Pablo. "Como la cena de reencuentro del instituto, pues eso es todos los fines de semana que salimos a tocar", bromea Pepo.

Así se han consolidado como banda referente, cuidándose como familia y atesorando recuerdos personales que pesan -aseguran- más que los éxitos profesionales. "Terminaba el ensayo, preparaba la comida, comíamos todos juntos, nos reíamos… y esos momentos te los llevas para el recuerdo mucho más que un día que tocamos en el Viña Rock y que había 40.000 personas".

Su repercusión ha traspasado fronteras: han hecho giras por Reino Unido, Latinoamérica, Estados Unidos y México. Y, ya convertidos en estrellas internacionales, han seguido produciéndose ellos mismos sus trabajos al margen de las discográficas, como hicieron desde su misma creación. "Fuimos al banco y dijimos: ¿oye nos dejas dinero que tenemos que grabar un disco? Y nos pusimos una letra al mes cada uno e íbamos pagando poco a poco", comenta entre risas Pepo. Gracias a esta autogestión, aseguran, siempre se han sentido libres.

El concierto final

Estos adolescentes, que cuando se juntaron fantaseaban con poder tocar en festivales nacionales como el Viña Rock, conquistaron el mundo y en el momento álgido de su carrera anunciaron -con este vídeo bajo estas líneas- que el grupo se disuelve. "La pandemia nos hundió emocionalmente y creíamos que Desakatomerecía dejarlo en un momento bueno, no empezar a ver el declive. Y una vez que ya vas viendo que no funciona dejarlo", reconoce Pablo.

 

Están a unas horas de ese gran broche final de su carrera: se despiden con un concierto ante 12.000 personas en el Wizink Center de Madrid con 'sold out' y reconocen sentir una mezcla de emociones. "Cuando termine el concierto pues ya veremos la última fase si será el éxtasis y tirarnos la cerveza por la cabeza o si será fundirnos a llorar", confiesa Pepo.

De hecho, cuentan que en la preparación del repertorio de esta fecha tan señalada no han podido contener la emoción. "Queríamos poner una canción para el final del concierto y estábamos buscando. Hubo un momento que pusimos alguna que yo estaba ahí mirando por la ventana para el otro lado para que él no me viera llorar pero ya estaba escuchando la canción y ya estaba llorando… Sí, va a ser inevitable", confiesa Pablo.

Su hermano Pepo bromea con que él también subirá al escenario preparado para la catarsis: "20 años tratando de mantener una imagen de tipo duro, que no conseguí y mucho menos voy a conseguir el sábado, porque me parece que voy a estar como una magdalena desde el minuto uno", reconoce.

El último regalo a su público fiel

Entre la emoción de tener que afrontar su disolución como ese grupo que más que banda es familia de deshacen en elogios a sus fans. Sus madres, las mismas que tenían que alquilarles las furgonetas para girar en sus primeros bolos, estarán presentes entre el público en su concierto de despedida. También algunos de los fans que fueron a su primer concierto en Asturias: "No son muchos, imagínate, había pocas personas pero emociona que nos hayan seguido hasta el final y les estamos muy agradecidos"”, cuenta emocionado Pablo.

La banda que convirtió su sueño adolescente en uno de los sonidos estrella del punk rock español dice adiós, pero sus contundentes letras convertidas en himnos ya son historia. Pepo anticipa el epitafio con el que afrontan ese final tan complicado: "La banda se termina, pero la familia no".