Se han adaptado a los nuevos tiempos

La pasión y "el sacrificio" de la familia Raluy para que el público disfrute del circo más viajero del mundo

Los detalles El circo 'Raluy' ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, con espectáculos que tienen una gran creatividad escénica llena de tecnología. Sin embargo, lo que no ha cambiado es el talento artístico y la pasión que pone la familia que dirige el circo para sorprender al público.

Circo 'Raluy'
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Emily y Niedziela son hermanas y la quinta generación de artistas del circo 'Raluy'. "Nunca hemos estado más de tres meses en un sitio", expresan. Y es que su vida y la de su familia transcurren en unas caravanas centenarias viajando por todo el mundo. Ahora, estas caravanas están detenidas en Madrid, por lo que se puede disfrutar del impresionante espectáculo en la capital hasta el próximo 29 de junio.

A sus casi 30 años, Emily y Niedziela jamás han vivido en un piso, y han llegado a ir "a más de 300 colegios", aunque su mayor enseñanza la aprendieron en el circo 'Raluy', y es la del "sacrificio e intentar algo hasta conseguirlo". Además, su abuelo les dejó el legado de que tienen que hacer su labor artística "con respeto". Precisamente, él fue el inventor del doble hombre bala y quien contagió la magia del circo a su hijo y, después a sus nietas.

Lejos quedan aquellos años en los que cogía su carpa, "veía un prado verde y montaba el circo". "Hoy en día montas en un prado verde y poco menos que vas preso", señalan Kerry y Lousia Raluy.

Son pocos los circos que han sabido adaptarse y muchos los que se quedaron por el camino, como aquellos que "no sabían hacer espectáculos sin animales". Mientras, 'Raluy' fue el primero en introducir los efectos especiales de chispas.

Sin embargo, lo que más ha evolucionado, coincide la familia de artistas, es la sensibilidad del público: "Tú no les puedes dar lo que les dabas en los años 70, 80 o 90, porque lo que hacía reír a los niños hace 20 años, como que un payaso le dé un golpe a otro, ahora no les hace gracia".

Lo que sí que no ha cambiado es la emoción que comparten cuando el público sale "sorprendido" y "contento" del espectáculo. Esa es su mejor recompensa a una vida de esfuerzo, en la que apenas hay descanso.