El mayor desastre nuclear en Europa, el de Chernóbil en la Ucrania Soviética de 1986, comenzó con una explosión en el reactor cuatro que envió una nube tóxica a todo el continente y dejó más de 9.000 muertos según la OMS, además de decenas de miles de desplazados de la zona de Prypyat.

Un pueblo fantasma que ahora se ha convertido en un gran atractivo turístico, haciendo que los esqueletos de los edificios y las ruinas del parque de atracciones de la zona reviven entre el óxido y los escombros.

A pesar de la fuerte radiación que sigue afectando a la zona, los turistas no paran de llegar para ver una ciudad congelada en el tiempo, el tiempo de la Unión Soviética. Aunque no todos ven con buenos ojos este tipo de viajes, hay quien advierte que la experiencia no es para todos los públicos.

Visitas guiadas por la ciudad radiactiva que "reverdecen" los bolsillos de los autóctonos.