En la exposición 'Big bang data' se expone una espacie de vertedero hecho con fotografías. Se trata de toda una obra de arte y una reflexión sobre Internet. “Vemos un millón de fotos que es el volumen, la cantidad de fotografías que subimos diariamente a Flickr con nuestros móviles”, explica Olga Subirós, comisaria de la exposición ‘Big bang data’.

Un millón de fotos de todo tipo. Desde nuestras exparejas hasta lo que comimos hace cinco años que están libremente en la red de redes. “La verdad que esto es abrumador. Se ve así físicamente la cantidad de fotos que hay solo en Twiter, que además me imagino que será una pequeña parte”, cuenta un visitante. Una parte muy pequeña porque nuestro mundo ya deja tras de sí, la huella de otro mundo más grande lleno de datos.

Internet consume más del dos por ciento de la energía mundial, Internet genera 2,5 quintillones de bytes de datos diarios. Hasta nosotros mismos somos datos. En esta exposición nos demuestran que pueden reconstruir, una cara, sólo con los datos de ADN sacados de una colilla de cigarro. ¿Alguna reflexión? “Cuando hay muchos datos la información se pierde. Tiene que haber una medida una lógica, sino estamos perdidos”, opina un visitante.

Para que los datos no se pierdan, un artista ha tardado 25 años en hacer estos minimundos de datos. Esto nos demuestra que el poder económico de una empresa puede ser como el de cinco países africanos y que hay países con alta densidad de móviles por habitante.

"Como Italia, Arabia Saudí y Rusia donde la gente necesita más de un móvil. Por razones que no quiero especular pero que puedo imaginar", explica Ingo Gunther artista de la exposición ‘Big bang data’. Nuestro móvil sirve hasta para hacer fotos entre otras fotos o para almacenar datos de pantallas de datos. El mundo de información actual nos permite reproducir incluso el océano.

Una boya en el pacífico transmite datos a tiempo real para que podamos ver la estética del oleaje. “Es una representación física de las mareas en el océano pacífico", explica David Bowen, artista de la exposición ‘Big bang data’.

Los datos también sirven para que unas monjas de clausura inglesas tengan titulares de noticias por las que rezar. Así que, que empiecen a por pedir porque nuestros datos digitales no acaben por sustituirnos a nosotros mismos.