'Joker' no es una película de superhéroes. Es la historia de un villano y no forma parte de ninguna saga. Se trata de una película con un final cerrado. Así que no tienes que quedarte a ver los créditos finales si no quieres.
Por que no, no sale Batman, ni un enfrentamiento de Joker con Batman, ni tampoco te van a mostrar un giro final de la historia.
Esto viene siendo ya costumbre en otras cintas, como las de Marvel: introducir entre los créditos, o al final de ellos, una escena más. Esa guinda que te hacía salir del cine deseando que se estrenara la nueva aventura que te acababan de mostrar.
Pero este no es el caso. La película de 'Joker' tiene un final redondo que sí incluye una escena a modo de epílogo (esto puede gustar más o menos). Así el director cierra la historia de Arthur Fleck, de su desgraciada vida y de cómo llegó a convertirse en el malvado Joker.
En palabras del propio Joaquin Phoenix, la cinta aborda "el trauma infantil y los efectos del trastorno por estrés postraumático".
No hay escenas añadidas por que no habrá, o de momento no se ha anunciado, 'Joker 2' y la película tampoco guarda relación con ninguna de las otras películas en las que aparecen personajes de DC.
La historia de Joker (o al menos la versión del director Todd Phillips) es esa que acabas de ver. Así que puedes salir de la sala en cuanto digieras una interpretación de Joaquin Phoenix que huele a Oscar.
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