El Instituto Cervantes conserva un acorazado en el que ya no se guardan lingotes de oro sino tesoros culturales, porque como bien apunta el director del organismo, Luis García Montero, "la cultura es la verdadera riqueza".

Recorrer sus 1.767 cajas es repasar los grandes tesoros de nuestra cultura, entre ellas se puede encontrar incluso un buzón al que siguen llegando correspondencia a los hermanos Machado. La idea de la institución es hacer una recopilación para publicar un libro con todos los mensajes que han llegado.

El espacio consiste en una caja fuerte real, porque antes había un banco que en 2007 se convirtió en la sede del Instituto Cervantes. Todavía ahora se sigue depositando selecto patrimonio de las letras.

Pero no solo, también podemos encontrar una caja destinada al legado de Gabriel García Márquez, donde el autor depositó bajo llave tierra de su Colombia natal.

De esas cajas también salen, cuando los depositarios deciden, secretos como un guion inédito de Berlanga. Y algunas hacen de cápsulas del tiempo donde se deja a los lectores del futuro relatos sobre cómo nos imaginamos cómo serán esos tiempos, así, explica el responsable del Instituto Cervantes, en el futuro podrán conocer las imaginaciones del pasado.

Además, cineastas, pioneras del feminismo y también cantantes como Ana Belén han traído hasta estas cajas grandes joyas. En el caso de Ana Belén, depositó en una de las cajas una edición de obras completas de Federico García Lorca y un traje y unos pendientes utilizados cuando representó la Casa de Bernarda Alba.

Como el buen vino, cada legado que entre esa paredes se conserva, es una oda a nuestra gran reserva.