Tratar el COVID-19 con una pastilla. Detrás de este sencillo gesto se esconde el nuevo objetivo de las empresas farmacéuticas. Tras Pfizer y Merck, este lunes la compañía china Shionogi ha anunciado que ha comenzado las pruebas de sus píldoras antiCOVID con humanos, un fármaco administrado por vía oral.

Para los expertos, tener una pastilla que disminuyera el riesgo de enfermar sería "verdaderamente un hito". Y esa es la estrategia detrás de estos ensayos.

En concreto, el tratamiento de la empresa asiática consistiría en ingerir una pastilla al día durante varias jornadas, pero estaría dirigido a enfermos de COVID-19 con síntomas leves de la enfermedad y que se estén tratando en casa. Al menos, de momento.

Los proyectos de las otras farmacéuticas

Los planes de Pfizer son ligeramente diferentes, pero van más adelantados. La farmacéutica ha anunciado que su pastilla -de la que serían necesarias dos dosis al día- podría poder empezar a comercializarse este año.

Merck, finalmente, ha centrado sus estudios en un fármaco oral contra el ébola y en cómo consigue reducir la carga viral de pacientes con COVID-19.

La carrera por las vacunas ha derivado en una lucha por los diferentes tipos de tratamiento. Se han ampliado las opciones. En Israel, por ejemplo, el Gobierno le ha dado luz verde a la farmacéutica Oramed para comenzar los ensayos clínicos en personas de su pastilla-vacuna. O lo que es lo mismo: una vacuna oral.

Acceso global a los tratamientos, no como ahora

Los expertos puntualizan que una administración oral suele funcionar peor que inyectada, pero que, en igualdad de eficacia, "sería una buenísima noticia". Hasta el momento, se ha probado en cerdos con resultados muy positivos.

Esto podría dar un vuelco a la situación de la pandemia a nivel global. Porque el acceso a las vacunas en los países menos desarrollados se complica por la logística, conservación a -80 grados y respetando la cadena de frío, algo que una pastilla solucionaría.