¿Debo vacunarme contra el coronavirus? Las dudas para algunos han estado ahí durante toda la pandemia. Y cuando esa vacuna no sólo te afecta así, sino al ser que estás gestando en tu interior, el dilema para muchas aumenta. Desde un primer momento, los ginecólogos ha recomendado la vacuna contra el COVID-19 para las embarazadas. Pero ahora la evidencia científica crece aún más.

Las vacunas de ARNm, Pfizer y Moderna, "no causan complicaciones" durante el embarazo, ni a las propias mujeres ni a sus bebés. Así lo confirma la Agencia Europea del Medicamento (EMA) después de revisar múltiples estudios que han involucrado a 65.000 embarazadas en sus diferentes etapas de gestación.

Lo que sí sigue siendo alarmante es el riesgo de desarrollar COVID-19 grave si se produce un contagio durante el embarazo y los expertos de la EMA insisten en que las vacunas durante la gestación "son tan efectivas para reducir el riesgo de hospitalización y muerte" como lo son en mujeres no embarazadas, con efectos secundarios similares a los comunes en la población general (dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la vacunación, dolor muscular y escalofríos, reacciones "leves o moderadas" que mejoran a los pocos días de la vacunación).

Y tranquilizan destacando que no han encontrado ningún signo de un mayor riesgo de complicaciones del embarazo, abortos espontáneos, partos prematuros o efectos secundarios en los fetos después de la vacunación.

En la misma línea, la neumóloga Olga Mediano advierte de que las mujeres embarazadas tienen "más riesgo de tener enfermedad grave" y "de acabar en ventilación mecánica". "La embarazada tiene que estar completamente vacunada e inmunizada antes del final del segundo trimestre, que es cuando se producen esas complicaciones", añade.

Y es que María del Mar Gil, doctora en Obstetricia y cofundadora de la Fundación iMaterna, da una de las claves para la vacunación en embarazadas: su sistema inmunitario. "Las gestantes tienen el sistema inmunitario ligeramente deprimido, ya que hay un cuerpo extraño creciendo en su organismo. Por tanto, su sistema inmunitario reacciona menos a otras amenazas", explica.

Óscar Martínez Pérez, especialista en Obstetricia y Ginecología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, insiste también en que las mujeres embarazadas cumplen una 'tormenta perfecta' para sufrir con especial gravedad el virus. "Hay un tercio de las embarazadas que tienen síntomas que presentan una neumonía, y eso es severo", afirma. En estas mujeres, "el pulmón se comprime", por lo que necesitan más capacidad de respiración. Algo que con el COVID se agrava.

A estos factores suma el experto el del riesgo de trombos: "como en el embarazo hay un estado donde la coagulación está muy activada, el COVID induce a una hipercoagulación y hay mas riesgo de trombosis, otra cosa grave".

Y también existen auténticos riesgos para el feto, hasta el punto de que aumenta su probabilidad de morir dentro del propio útero de la madre. "Hay un riesgo aumentado de muerte fetal intrauterina. Estimamos que en una mujer con COVID este es del 0,7, pero en una mujer sin él está por debajo de 0,2", señala.

Ventajas de la vacunación para el feto

Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo, nos explica que "aunque se han descrito casos de infección en el tejido fetal en madres con COVID y hay casos descritos de que la infección del feto está asociada a fallos orgánicos en abortos de madres con COVID, el principal riesgo para el feto quizá sea el mayor riesgo que tiene la madre de sufrir la enfermedad". Es decir, la madre tiene un mayor riesgo que otras personas no embarazadas de la misma edad.

Así, el virólogo se une a la evidencia de que la vacunación de las madres embarazadas reduce el riesgo de sufrir COVID grave y muerte, además de dar a luz prematuramente. Y destaca otra ventaja de la vacunación: "se sabe que los anticuerpos producidos por la madre frente al SARS-CoV-2 son capaces de pasar al feto y protegerle después de nacer". "También hay evidencia de la transmisión de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 en la leche materna que pueden ayudar a proteger al recién nacido", añade.

No obstante, hay embarazadas que deciden no vacunarse. Hablamos con María (nombre ficticio). Tiene 36 años y está embarazada de 29 semanas. Es una de las que ha rechazado la inyección. Nos explica que ella no está en contra de las vacunas y que de hecho, a su otra hija, de tres años, le ha puesto todas las que recomiendan los pediatras. La oímos de fondo, su hija está en casa porque han confinado su aula (otro de los dramas de esta pandemia).

María justifica cómo tomó la decisión: "Siempre que hay una duda negativa no lo hago, una cosa es que me vacune yo y otra que vacune a mi bebé. No sé lo que le puede pasar". Y es que nos cuenta que leía información de todo tipo y que aunque la recomendación de su ginecóloga para que se vacunara fue clara, ella finalmente decidió que no lo haría. Los médicos que la acompañan en el proceso lo han respetado. "La presión para que me vacunara ha existido", reconoce haciendo referencia a familiares y conocidos.

El caso de Justyna es diferente. Tiene 36 años y está en la semana 25 de gestación. Desde el principio, antes de estar embarazada, optó por vacunarse. La segunda dosis le llegó justo en los primeros días de embarazo. Nos confiesa que sintió miedo, "por si afectaba a la implantación del óvulo" pero las palabras de su ginecóloga fueron tranquilizadoras. La inmunización para ella y para su bebé se manifestó solo con un efecto secundario: tuvo "un poco de fiebre".

Luego pasó el COVID-19 en la semana 22 de embarazo. Todo seguía bien, pero sí tuvo más síntomas. Fiebre alta, vómitos, dolor muscular y mucho dolor de cabeza. Nos cuenta que ni perdió el olfato ni el gusto por lo que cree que le afectó la variante Ómicron, aunque no tiene confirmación médica. Reconoce que aún no se ha puesto la tercera dosis pero que lo hará en cuanto su doctora se lo paute.

¿Qué sucede con la tercera dosis?

La quinta ola, también conocida como 'la ola de las embarazadas', evidenció la necesidad de priorizar la inmunización de este grupo. Se aprendió por las malas. En las UCIs comenzó a ser habitual la presencia de mujeres gestantes con complicaciones respiratorias y partos prematuros.

La estrategia de Sanidad recoge desde mayo la recomendación de inmunizar a las embarazadas con vacunas ARNm (Pfizer y Moderna) y según sostiene "no existe contraindicación" para vacunarse en ningún trimestre. Ahora con la llegada de la tercera dosis, la recomendación se repite. La EMA llama a seguir los mismos pasos que con las otras dosis porque no hay una evidencia de un riesgo mayor.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda a las embarazadas una dosis de refuerzo a partir de los seis meses de la vacunación completa con vacunas de ARN mensajero y de los tres meses de AstraZeneca o Janssen. En el caso de que las primeras dosis de la vacuna fuesen con AstraZeneca o Janssen, se recomienda la utilización de vacunas de ARN mensajero (Pfizer o Moderna) para la dosis de refuerzo.