Para superar con nota el verano hay que elegir un fotoprotector que cumpla estos requisitos:

  • De amplio espectro. Es decir, que proteja la piel frente a las cuatro radiaciones: UVA, UVB, luz azul e infrarrojos.
  • Que ayude a reparar el daño solar. Hay que tener en cuenta que el sol sigue provocando daño en el ADN hasta tres horas después de la exposición, por eso es importante utilizar protectores solares con activos que ayuden a prevenir y reparar ese daño.
  • Fácil de aplicar.
  • Con una textura que nos facilite su uso todos los días.

Pero, ¿sabemos realmente aplicarnos bien la crema solar?

Uno de los retos a la hora de protegernos bien de pies a cabeza es mantener una correcta aplicación. “No siempre lo hacemos de forma homogénea, por lo que dejamos sin protección hasta el 55% de nuestra piel”, advierte María Vitale, directora médica de Cantabria Labs. “Además, nos solemos olvidar de zonas como las orejas, los empeines o el cuello”.

Dar con la cantidad correcta tampoco es lo nuestro: “Se suele aplicar un tercio de lo recomendado y, no hay que olvidar que esa cantidad es lo que determina el SPF”, añade la experta. “Si a esto le sumamos que, por acción del sudor, la arena y el agua, deberíamos reaplicar el fotoprotector cada dos horas y no siempre lo hacemos, el cóctel de riesgo para nuestra piel está servido. Por eso son tan importantes la textura y el formato de nuestro protector solar. Porque más allá de la sensorialidad que aporten, facilitan la espinosa tarea de la aplicación”.

¿Se puede usar el mismo protector solar para la cara y el cuerpo?

La respuesta es sí. Se puede utilizar el mismo fotoprotector, pero se pierden los beneficios extras que contienen las cremas solares para el rostro, como los componentes contra el envejecimiento de la piel.

Además, Mª José Tous, farmacéutica y fundadora de Laboratorios Kosei, advierte: “Al ser la cara una de las zonas con más grasa del cuerpo y una de las más expuestas de nuestro organismo, se debe escoger muy bien el tipo de ingredientes con los que formular el fotoprotector facial”.

Las cremas solares para el rostro pueden presentarse en diferentes texturas:

Crema: suele tener más viscosidad que los solares corporales. Las cremas pueden incorporar sustancias que hagan la textura más ligera para que no se note que la llevas puesta.

Gel: es menos graso que la crema, pero también resiste menos al sudor y al agua, con lo que hay que repetir su aplicación más a menudo. Generalmente, por el tipo de formulación, solo puede contener filtros químicos.

Spray/Bruma protectora: no resulta muy práctico, ya que puede entrar en los ojos y es difícil de aplicar la cantidad adecuada.

Sticks/Polvos: son texturas más específicas, de gran utilidad. Los sticks son muy eficaces a la hora de proteger zonas concretas como nariz, labios, etc., que necesitan una protección extra. Los polvos son ideales para retocar el maquillaje sin tener que eliminarlo.

Para el cuerpo, también contamos con varias texturas como sprays invisibles y fórmulas wet skin, transparentes y eficaces sobre la piel mojada; fórmula en espuma, que permite extenderlo de manera sencilla dejando una sensación de frescura sobre la piel; texturas ligeras de rápida absorción y resistente al agua con spray multiposición para llegar a cualquier zona.

Y si tienes la piel sensible o estás embarazada…

También puedes encontrar en el mercado fórmulas sin alcohol recomendables para las pieles más delicadas y sensibles e ideales incluso para las embarazadas, afirman desde Farma Dorsch. Además, si te preocupa el envejecimiento cutáneo también incluyen componentes antiedad y ayudan a la hidratación gracias al ácido hialurónico, que reduce la pérdida del agua de la piel.

Y si no quieres ponerte al sol con la cara lavada, puedes optar por la CC Cream Color SPF 50 , que protege, unifica, cubre las imperfecciones y su color se adapta perfectamente a todo tipo de pieles.

También es importante proteger desde el interior

Tan importante es utilizar crema solar sobre la piel como prepararla por dentro con un nutriprotector (SunISDIN), ya que sus antioxidantes ayudan a combatir el estrés oxidativo causado por la radiación solar y nos ofrece una mayor protección frente a las radiaciones UV. Para reforzar la defensa natural de nuestra piel es necesario comenzar la ingesta diaria al menos 15 días antes de la primera exposición solar.

Este tipo de nutricosmética está especialmente indicado para:

  • Personas con un mayor riesgo de daño solar (fotodermatosis, urticaria solar…) o que estén bajo tratamientos fotosensibilizantes; personas que viven en áreas urbanas con mucha polución; personas en tratamiento con anticonceptivos, con tendencia a manchas o que quieran preparar la piel para la exposición solar y personas con riesgo de padecer queratosis actínica, explican desde Isdin.