Es un gesto más que habitual: encontrar el cuerpo de uno como no debiera, llegar a casa, abrir el botiquín y tomar una pastilla. Pero detrás de ese gesto, de esa diminuta decisión, apenas reflexionada, casi automática, se esconde una verdad: que, a pesar de que esa píldora contiene un principio activo que podría llegar a causarnos un efecto adverso, los beneficios que nos va a generar su consumo son mucho mayores.

En definitiva, que merece la pena el ligerísimo riesgo.

El razonamiento es similar para lo que está sucediendo en torno al fármaco Vaxzevria, anteriormente conocido como la vacuna COVID-19 de Astrazeneca, desarrollada por la Universidad de Oxford, está vinculado a la aparición de efectos secundarios raros, particularmente de la trombosis de senos venosos. Pero la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se pronunció este miércoles: con todo, compensa.

Efecto adverso no significa causa-efecto

¿Cómo se explica esta decisión? Fármacos tan habituales como la aspirina, el nolotil o la pastilla anticonceptiva -extendidísima entre las mujeres jóvenes- tienen ratios similares. Así que no hay que temerle a la vacuna más que a ellos. Y así lo ha explicado a laSexta Jorge Cuesta Tovar, médico hematólogo, Jefe de Servicio de Hematología del Complejo Hospitalario de Toledo y Secretario de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).

"Todo uso de medicación o vacunación lleva consigo una posibilidad de efectos adversos, algunos de ellos son bien conocidos y están descritos en su ficha técnica. A pesar de los mismos, se continúan utilizando", explica el experto.

Pero, claro, hay que distinguir entre 'efectos secundarios' y los 'efectos adversos' relacionados con un 'episodio sanitario'. Siguiendo esta lógica, los profesionales sanitarios únicamente establecen una asociación temporal entre la administración del fármaco y la aparición de estos trombos, pero no una relación de causa-efecto.

Nolotil, aspirina, píldora anticonceptiva

Por ejemplo, con el uso del clásico nolotil. Este fármaco es uno de los analgésicos más consumidos en nuestro país. "La relación del metamizol (nolotil) con la leucopenia o con la agranulocitosis (descenso o desaparición del número de neutrófilos en sangre) es bien conocida, todos los médicos hematólogos conocemos casos graves por el uso de esta medicación, figura en ficha técnica. Esta complicación puede llegar a ser mortal".

No está solo. La aspirina, por ejemplo, si se consume cada día, está asociada a unas 20.000 hemorragias y alrededor de 3.000 muertes al año en Reino Unido, según indicaba un estudio publicado en The Lancet allá por el año 2017.

Sin embargo, si hay un medicamento puesto en el centro de la diana de la atención pública en los últimos tiempos por el riesgo de trombosis es la píldora anticonceptiva. Según la última encuesta publicada por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) a finales de 2020 sobre hábitos de consumo de anticonceptivos, esta pastilla es el segundo método de prevención de embarazos más usado en España, solo por detrás del preservativo.

Así, el 0,1% de las mujeres que usan anticonceptivo oral sufren trombos, afirman fuentes sanitarias. La probabilidad es mayor que en el caso de AstraZeneca, pero, con todo, sigue siendo muy, muy baja.

Fuentes del sector farmacéutico confirman a esta cadena que Loette es una de las más vendidas. Y en su propio prospecto reza que, como posible efecto adverso, está desde un tumor benigno o maligno del hígado a la inflamación del nervio óptico, que puede llevar a una pérdida total o parcial de la visión.

La importancia de la ficha técnica, no del prospecto

¿Esto significa que sea malo? No, responden con rotundidad los expertos. Porque, repetimos, los beneficios son superiores a los riesgos. "La relación riesgo-beneficio del uso de cualquier medicación debe ser tomada por las agencias reguladoras que deben exponer claramente los riesgos, hacer incluir a las farmacéuticas los datos en su ficha técnica y la comunicación hacia los facultativos de las posibles complicaciones", subraya el doctor Cuesta Tovar.

Es más: la frecuencia de determinados efectos adversos de algunos fármacos "son incluso mayores de las aparecidas con el uso de vacunación con AstraZeneca", explica el hematólogo.

Síntomas de un trombo

Existen dos tipos de trombosis, la arterial y la venosa, la trombosis arterial más frecuentes son el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular y del territorio venoso la trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar.

"Cuando hablamos de trombos normalmente nos estamos refiriendo al tromboembolismo venoso", resalta el también directivo de la SETH. Los síntomas de trombosis venosa profunda, enumera el experto, son aumento de tamaño de una extremidad inferior con dolor hinchazón, aumento de temperatura y, en caso de tromboembolismo pulmonar la disnea o falta de aire, con dolor torácico con insuficiencia respiratoria.

Existen también trombosis atípicas o inusuales con trombosis de senos venosos cerebrales, trombosis de miembros superiores o trombosis de territorio venoso digestivo (trombosis esplácnica). Los síntomas de la trombosis de senos venosos cerebrales son cefalea intensa mantenida que no cede con analgesia habitual, visión borrosa y puede acompañarse de otros síntomas neurológicos.

"La incidencia general de la enfermedad tromboembólica es de 1-2 por cada 1000 pacientes y año", indica el doctor Cuesta. "La trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar pueden ser mortales. La mortalidad general del tromboembolismo pulmonar está en un 5-8% de los pacientes que lo sufren y ambas patologías pueden tener efectos secundarios graves a largo plazo a pesar del tratamiento como es el síndrome postrombótico, hipertensión pulmonar crónica, entre otras".

Y, claro, las trombosis tienen tratamiento. Lo habitual es el uso de anticoagulantes (pueden ser inicialmente de administración parenteral, como la heparina sódica, o subcutánea, como la heparina de bajo peso molecular).

Posteriormente se plantea el uso de anticoagulantes orales (antivitaminas k como la Warfarina o el acenocumarol -sintrom-). "Desde hace unos años también tenemos los anticoagulantes orales de acción directa para tratamiento de los eventos trombóticos siendo de primera elección en Trombosis venosa y tromboembolismo pulmonar", manifiesta el especialista. Y remata: "En este momento en España los anticoagulantes directos no están financiados para esta indicación".