Una nueva organización con sede en San Francisco llamada METI (Messaging Extra Terrestrial Intelligence), tiene como objetivo enviar, a finales de 2018, algunas invitaciones a la conversación a través de señales de radio o láser a Proxima b, un planeta rocoso que rodea Proxima Centauri, la estrella más cercana que no sea el sol, y luego a destinos más lejanos, a cientos o miles de años luz de distancia.

Sería el primer esfuerzo para enviar mensajes potentes, repetidos y deliberados al espacio, apuntando a las mismas estrellas durante meses o años.

"Queremos iniciar un intercambio a lo largo de muchas generaciones, queremos aprender y compartir información", dijo Douglas Vakoch, presidente de METI y ex director de Composición Interestelar de Mensajes en el Instituto de Inteligencia Extraterrestre de Mountain View, California, conocido como SETI.

Fundado el año pasado, METI planea comenzar a recaudar el millón de dólares necesarios anualmente para el personal y construir o pedir prestado un potente transmisor en un lugar remoto. Parte de la misión será averiguar cómo elaborar el mensaje perfecto para decir "Hola".

Como mucho más en ciencia, el proyecto se ha vuelto polémico. Algunos preguntan: Si los alienígenas son hostiles, ¿realmente queremos que sepan dónde estamos?.

No debemos llamar la atención sobre nosotros mismos, dicen el escritor de ciencia ficción David Brin y el físico teórico Stephen Hawking. "Casi no tenemos idea de si es probable que los extraterrestres sean peligrosos", escribió el físico Mark Buchanan en la revista Nature Physics.

Otros expertos dicen que vale la pena esperar hasta que seamos mejores conversadores y, entonces, usar grupos bien establecidos con consultas internacionales. Otros, respaldan el esfuerzo. "Estaría feliz de ver esto hecho", dijo Seth Shostak, astrónomo senior del Instituto SETI.