furor con el fondo marino
Batatita, un pez telescopio y un streaming viral: la expedición argentina al fondo del mar que enamora a Internet
El contexto Desde un cañón submarino frente a Mar del Plata, científicos del CONICET exploran en vivo los 4.000 metros de profundidad. Con el robot SuBastian capturan imágenes, rastrean microplásticos y analizan biodiversidad y ADN marino.

Resumen IA supervisado
En las profundidades del mar argentino, un espectáculo natural se desarrolla en el Cañón Mar del Plata, donde criaturas inéditas y colores nunca vistos son transmitidos en directo gracias al robot submarino SuBastian. Esta misión, liderada por científicos del CONICET y en colaboración con el Schmidt Ocean Institute, busca estudiar microplásticos, biodiversidad y ADN marino. El robot, capaz de sumergirse casi 4.000 metros, permite observar con fidelidad las formas y comportamientos de los organismos. La transmisión ha capturado la atención de más de 50.000 espectadores, quienes han bautizado cariñosamente a las criaturas y científicos, destacando a una estrella de mar apodada "la culona" y un pez telescopio de ojos saltones.
* Resumen supervisado por periodistas.
Del calamar rojo volador al "pez telescopio", pasando por una estrella de mar apodada "culona", las profundidades del mar argentino se convirtieron en escenario de un espectáculo hipnótico. Criaturas inéditas, formas imposibles y colores nunca vistos desfilan en directo ante miles de espectadores desde un cañón submarino frente a Mar del Plata.
El show, sin embargo, no lo produce ninguna cadena de televisión ni una productora de documentales, sino un grupo de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que a bordo del buque oceanográfico Falkor (Too) y en colaboración con la Fundación Schmidt Ocean Institute, lleva a cabo una de las misiones más ambiciosas en el talud continental argentino. Su nombre técnico es "Underwater Oases of Mar del Plata Canyon: Talud Continental IV" y tiene como fin el 10 de agosto.
Desde hace días, las cámaras del robot submarino SuBastian, una joya tecnológica capaz de sumergirse casi 4.000 metros, transmiten en tiempo real imágenes de un mundo desconocido. Mientras recolecta muestras para analizar microplásticos, biodiversidad y ADN marino, también revela un catálogo de especies, hábitats y estructuras geológicas y procesos geológicos fundamentales para la región.
El lugar elegido para esta expedición no es menor: el Cañón Mar del Plata, una grieta colosal frente a la provincia de Buenos Aires, donde convergen las corrientes de Brasil (cálida) y Malvinas (fría). Esa frontera biogeográfica hace de este punto un enclave estratégico para el estudio de la vida marina.
Hace más de una década que un grupo de científicos argentinos investiga esta zona, ubicada a más de 300 kilómetros de la costa. Ese conocimiento acumulado fue clave para que ganaran una convocatoria internacional lanzada por el Schmidt Ocean Institute, que les permitió acceder al uso del Falkor (Too) y liderar esta nueva campaña, bajo la dirección del investigador Daniel Lauretta.
Por primera vez en la historia del país, el robot SuBastian trabaja en aguas argentinas. Su sofisticación no se limita a lo visual, puede recolectar muestras puntuales sin arrastrar el lecho marino ni dañar otras especies.Gracias a su tecnología, los científicos pueden observar con fidelidad los colores, formas y comportamientos de los organismos tal como son, en el silencio y la oscuridad de su hábitat natural.
Patricio Estrella y Batatita, protagonistas del stream
La transmisión en vivo no solo entusiasma a los investigadores, ya superó los 50.000 espectadores simultáneos y se ha convertido en uno de los contenidos virales del momento. Las redes sociales argentinas se llenaron de memes, gifs, capturas de pantalla y apodos cariñosos para criaturas que hasta ayer no existían en nuestro imaginario.
La primera estrella fue, literalmente, una estrella de mar. A 1.300 metros de profundidad, apareció un ejemplar claro, redondeado, con múltiples brazos cortos, que le valió el apodo de "la culona". El parecido con Patricio Estrella, el personaje de Bob Esponja, fue suficiente para inmortalizarla en la conversación digital.
Después vino "batatita", un pepino de mar violeta, perteneciente al género Benthodytes, que conquistó al público con su forma ovalada y su textura blanda, como de almohadón submarino. No hubo científico capaz de resistirse al apodo.
Pero la criatura más viral fue, sin dudas, un pez telescopio de ojos saltones y boca enorme, como una criatura pérdida de alguna película de ciencia ficción. Se trata de un ejemplar de la familia Giganturidae, conocida como peces bocones, habitantes habituales de las profundidades oceánicas entre los 500 y 3.000 metros.
La audiencia no solo bautizó a los animales, también adoptó a los cientificos. La bióloga Nadia Cerino, que narra en tiempo real cada hallazgo desde el Falkor, se ganó el corazón de la audiencia. Su tono sereno y sus comentarios espontáneos, como el ya mítico "che, no sacamos ni un coral", la convirtieron en "Nadia Coralina".