El mayor estudio realizado hasta la fecha con más de 35.000 participantes -mujeres y personas con diversidad de género- ha confirmado que el 42% de las mujeres experimentó un aumento del sangrado de la menstruación en las dos semanas siguientes a vacunarse contra el COVID.
Además, el estudio describe por primera vez la aparición de sangrado espontáneo en un alto número de personas que no tenían la menstruación -porque tenían la menopausia o porque seguían un tratamiento hormonal anticonceptivo o para el cambio de género-, después de recibir la vacuna contra el SARS-CoV-2.
Las conclusiones de este estudio, publicadas este viernes en la revista Science Advances, confirman un efecto secundario que había sido denunciado por las mujeres e ignorado por la ciencia y revelan que este efecto de la vacuna ha afectado a "un número significativo de personas".
No obstante, los datos del estudio muestran que estas alteraciones son temporales y están asociadas a determinados factores desencadenantes como la edad, el padecimiento de efectos secundarios sistémicos asociados a la vacuna (fiebre o fatiga), o el historial de embarazos y partos, entre otros.
"Las personas que menstrúan y las que antes menstruaban empezaron a comentar que experimentaban un sangrado inesperado después de que se les administrara la vacuna a principios de 2021", comentan las investigadoras norteamericanas y directoras del estudio Katharine Lee, de la Universidad de Tulane, y Kathryn Clancy, de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign.
En los ensayos de vacunas no se suele preguntar por los ciclos menstruales o las hemorragias, por lo que este efecto secundario suele ser ignorado o descartado de los estudios, pese a que algunas vacunas, como las de la fiebre tifoidea, la hepatitis B y el VPH, pueden alterar la menstruación. Para hacer el estudio, las autoras usaron una encuesta en la que preguntaban a las personas sobre sus experiencias después de recibir la vacuna del COVID.
Las autoras solo incluyeron los datos de las personas que no habían pasado el COVID (porque la enfermedad puede provocar cambios menstruales) y excluyeron los datos de las personas de entre 45 y 55 años para evitar que los resultados se confundieran con la menopausia o los cambios previos.
Así, el estudio se centró en personas con la menstruación, mujeres menopausicas y personas con terapias hormonales que suprimen el ciclo. El 42,1% de las encuestadas dijo que tenía un flujo menstrual más abundante en las dos primeras semanas después de vacunarse, el 43,6% que su flujo menstrual no se había alterado y el 14,3% no había experimentado ningún cambio o, si acaso, menos sangrado de lo habitual.
El estudio detectó posibles asociaciones con antecedentes reproductivos, el estado hormonal, la demografía y los cambios en la menstruación de una persona tras la vacunación. Por ejemplo, las encuestadas que habían pasado un embarazo eran las más propensas a informar de un sangrado más abundante tras la vacunación, con un ligero aumento entre las que no habían dado a luz.
Y más del 70% de las encuestadas que utilizaban anticonceptivos reversibles de acción prolongada y el 38,5% de las que estaban sometidas a tratamientos hormonales de reafirmación de género informaron de este efecto secundario. Aunque las alteraciones menstruales no son infrecuentes o peligrosas, los cambios inesperados sí pueden ser motivo de preocupación.
"El sangrado intermitente inesperado es uno de los primeros signos de algunos cánceres en las personas posmenopáusicas y en las que utilizan hormonas de afirmación de género", explica Lee. Por eso "este cribado es muy importante para poder detectar los cánceres a tiempo", apunta Clancy.
Las autoras, no obstante, reiteran que vacunarse es una de las mejores formas de prevenir el COVID, la hospitalización, y la muerte.
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