La muerte será opcional y el envejecimiento una enfermedad curable en el año 2045, según han asegurado el ingeniero José Luis Cordeiro y el cofundador del sistema operativo Symbian, David Wood, durante la presentación en Barcelona de su nuevo libro, 'La muerte de la muerte' (Ediciones Deusto).
Los dos ingenieros defienden la posibilidad científica de la inmortalidad y el rejuvenecimiento y aseguran que en las próximas décadas los humanos "moriremos a causa de accidentes, pero nunca de manera natural", por lo que consideran muy importante que "se declare el envejecimiento como una enfermedad" y poder así investigar también desde la vía pública.
El matemático de Cambridge David Wood ha explicado durante la presentación, celebrada en el Círculo Ecuestre de Barcelona, que esto será posible gracias a varias técnicas tecnológicas, en las que la nanotecnología tiene una gran importancia.
Así, según Wood, lo hará posible la edición genética para convertir los genes malos en sanos, la medicina regenerativa, la eliminación de las células muertas del cuerpo, los tratamientos con células madre, la reparación de las células dañadas y la impresión de órganos en 3D.
El principal objetivo es "curar el envejecimiento: revertirlo y rejuvenecer", ha explicado el ingeniero del Instituto Tecnológico de Massachusetts, José Luis Cordeiro, quien ya ha dejado claro que él no piensa morir, y que, además, en 30 años "será más joven que hoy".
Wood y Cordeiro, este último venezolano de padres españoles, han argumentado que en diez años las enfermedades como el cáncer tendrán cura, y han alegado que compañías como Google "están entrando en el campo de la medicina porque se han dado cuenta de que curar el envejecimiento es posible".
Además, los autores han explicado que Microsoft anunció un centro de crioconservación, en el que uno de los científicos está investigando la cura del cáncer en diez años. También han justificado que, "aunque la gente no lo sabe", en 1951 se descubrió que las células del cáncer son inmortales, es decir, que "el cáncer hace que las células dejen de envejecer", cuando una paciente, Henrietta Lacks, enferma de cáncer cervical, falleció y los médicos le extrajeron el tumor, que "hoy sigue vivo".
Por otro lado, aunque podría parecer que la inmortalidad conlleva a la superpoblación, los autores afirman que aún cabe mucha gente en la Tierra, que actualmente la gente no tiene tantos hijos como antaño y que también "se podrá habitar el espacio". "Japón y Corea, si siguen con las tendencias actuales de no procrear, están en vías de extinción, por lo que no habrá japoneses ni coreanos en dos siglos", pero ha afirmado que "gracias a estas técnicas, sí que los habrá porque van a vivir indefinidamente jóvenes".
Además, respecto a lo que costaría someterse a un tratamiento de rejuvenecimiento, el tecnólogo Wood ha afirmado, comparándolo con los teléfonos inteligentes, que "al principio será caro, pero con un mercado competitivo el precio bajará porque beneficiará a todos".
"Las tecnologías, cuando empiezan, son malas y carísimas, pero luego se democratizan y se vuelven baratas", ha añadido Cordeiro. El venezolano ha explicado que hace dos años se empezó, de modo experimental e ilegal en Colombia, país en el que existen menos regulaciones, un tratamiento de rejuvenecimiento a la primera paciente humana, Elisabeth Parrish, una mujer que tal y como ha apuntado el venezolano "empezó a ver síntomas de envejecimiento y preguntó qué podía hacer para evitarlo".
Aunque ha afirmado que este tratamiento se está haciendo con muchos riesgos, "inclusive la ilegalidad", según apunta Wood, el tratamiento va bien, no presenta efectos secundarios y el nivel de telómeros en sangre es veinte años más joven que antes.
"Quiero posicionar a España en el mundo con estas tecnologías y demostrar que no estamos locos, lo que pasa es que la gente aún lo desconoce", ha concluido. El libro tiene prevista su publicación en cuatro idiomas -español, inglés, portugués y coreano-, y los autores han donado los beneficios de los derechos de autor para investigar en esta disciplina.
Publicado en la revista 'Nature'
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