Júpiter es el mayor planeta del Sistema Solar, un enorme cuerpo gaseoso rodeado por varias lunas que es, además, uno de los más brillantes del cielo nocturno. Pero es, también, un planeta con un entorno aún por conocer. Hace algo más de un año, la NASA anunciaba su intención de estudiar si existía vida en las profundidades de una de sus lunas heladas, Europa, a raíz del descubrimiento de que su cubierta gélida podría no ser tan salada como se esperaba. Ahora, la Agencia Espacial Europea lanza una nueva misión, a través de una sonda llamada Juice (Jupiter Icy Moons Explorer), para estudiar el planeta y tres de sus lunas.

¿Pero por qué sólo tres de ellas? A día de hoy, Júpiter tiene 95 lunas confirmadas, según el registro de la NASA. Las cuatro que se descubrieron en primer lugar fueron Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, todas ellas descubiertas por Galileo Galilei en 1610. El astrónomo vio un 7 de enero de aquel año lo que pensaba que eran cuatro "estrellas" pequeñas cerca del planeta, lo que ahora se conoce como los satélites de Galileo y que son las cuatro mayores lunas de Júpiter. No todas las lunas de Júpiter tienen nombre propio; de hecho, desde 2018 se han descubierto más de una veintena de satélites, pero la última con nomenclatura propia es Ersa, descubierta por el equipo de Scott S. Sheppard, nacida con el nombre provisional S/2018 J1 y con poco más de dos kilómetros de diámetro.

El equipo de Sheppard es el que está detrás de todos los descubrimientos de nuevas lunas en Júpiter desde hace dos décadas, tres de ellas conocidas en 2022. Ahora bien, la misión espacial Juice, de la Agencia Espacial Europea, sólo tiene previsto estudiar tres de las casi cien lunas de Júpiter: Calisto, Europa y Ganímedes, bajo cuyas cortezas heladas se cree que puede haber océanos de agua líquida. Juice explorará estos mundos e investigará si alguna vez surgió vida en estos océanos.

Ganímedes, el principal objeto de estudio de Juice

La luna Ganímedes es el principal satélite que estudiará la sonda Juice durante los próximos años. Para la ESA, se trata de un objeto único y fascinante, no sólo por ser la luna más grande del sistema solar, sino por ser la única con un campo magnético interno y una historia geológica singular. La sonda sobrevolará doce veces a esta luna helada para explorar el campo magnético, el océano oculto, su complejo núcleo, el contenido de hielo, la corteza y su interacción con Júpiter, así como su posible habitabilidad. Allí, Juice se convertirá en la primera nave espacial en orbitar una luna distinta a la nuestra y tras su estudio, cuando se quede sin combustible, se estrellará de forma controlada contra ella, poniendo fin a la misión.

Imagen de Ganímedes tomada por el generador de imágenes JunoCam el 7 de junio de 2021

Aunque fue descubierta en 1610, la primera fotografía de Ganímedes no llegó hasta 2021: fue la nave Juno de la NASA la encargada de tomar las imágenes de este gran satélite, mostrando todo su esplendor: cráteres, terrenos claros y oscuros claramente diferenciados y características estructurales alargadas, "posiblemente vinculadas a fallas tectónicas". Ahora, gracias a la misión Juice, la ESA pretende arrojar luz sobre algunos aspectos concretos del satélite:

  • Juice pretende determinar la extensión, composición y dinámica del océano subterráneo de Ganímedes, así como la forma en la que el agua se transfiere desde el interior profundo a la capa de hielo superior, y buscar depósitos de agua subterránea a poca profundidad.
  • La misión busca caracterizar el campo magnético de esta luna, para entender qué impulsa y mantiene la dínamo interna del satélite e identificar las partículas que se encuentran alrededor del mismo.
  • La ESA quiere explorar cómo las características, los procesos y la topografía de la superficie de Ganímedes se relacionan con su subsuperficie, definiendo el grosor y estructura de la corteza helada de la luna y mapeando su geología, composición, química y evolución.

Europa, la pequeña de las cuatro lunas de Galileo

La segunda de las lunas que estudiará Juice en su misión es Europa, la pequeña de los cuatro satélites de Galileo pero no por ello pequeña: con más de 3.120 kilómetros de diámetro, es el sexto satélite (en tamaño) del sistema solar, después de Ganímedes, Titán (de Saturno), Calisto, Ío y nuestra propia luna. La misión europea pretende completar dos sobrevuelos a Europa en julio de 2032, acercándose a una distancia máxima de 400 kilómetros, según la previsión de la ESA.

Si bien hace poco menos de un año la NASA abrió la veda a estudiar la posibilidad de que exista vida en las profundidades de los océanos de Europa, lo cierto es que nada apunta a que incluso cuando termine la misión se sepa con certeza si existe (o podría existir) vida en las cercanías del mayor planeta del sistema solar. "Si existe vida en estas lunas, esperamos que esté en el agua, y ahí es muy difícil de acceder", señalaba a 'Space' el profesor de física espacial y atmosférica en el Imperial College London, Adam Masters. Masters, miembro del equipo que ha construido uno de los instrumentos científicos de Juice, no tiene muchas esperanzas: "No esperamos (encontrar) vida en la superficie de estas lunas, y todavía no es factible bajar a donde podría haberla habido", en referencia a la superficie bajo la corteza del hielo.

Sin embargo, Europa sí es un objetivo interesante para la ESA, que busca explorar la geología, superficie, subsuelo, actividad y entorno de esta luna, que parece tener "una superficie joven, activa, colorida y distintivamente marcada". Juice pretende caracterizar la composición y química de la superficie del satélite, en busca de sustancias esenciales para la vida (biofirmas), y determinar la fuente del material de la luna, sobre todo minerales volátiles e hidratados. Teniendo en cuenta que Europa puede expulsar vapor de agua al espacio a través de plumas o géiseres, Juice buscará bolsas de agua en el subsuelo poco profundo del satélite, con un radar de penetración de hielo "sin precedentes".

De izquierda a derecha, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, las cuatro grandes lunas de Júpiter

Calisto, la 'pelota de golf' de Júpiter

Calisto es la segunda mayor luna de Júpiter, la tercera del sistema solar y la que tiene más cráteres, característica que le da el sobrenombre de 'pelota de golf'. Las imágenes que se han ido tomando de esta luna muestran numerosos puntos blancos brillantes sobre áreas oscuras, puntos que los científicos consideran que podrían ser hielo sobre zonas en las que el hielo se ha erosionado. En los años noventa se publicaron una serie de datos que indicaban que Calisto podría tener un océano salado debajo de su superficie helada; otras investigaciones más recientes apuntan a que este océano podría estar mucho más profundo de lo que se pensaba, e incluso que podría no existir, tal y como indica la NASA.

Además de ser una importante luna, Calisto es protagonista y escenario en numerosas obras literarias de ciencia ficción, desde 'La amenaza de Calixto' de Isaac Asimov, donde Calisto se presenta con una atmósfera de dióxido de carbono y oxígeno, con lagos y vegetación y una importante (y mortal) presencia de orugas gigantes, hasta la saga de libros 'Calisto' de Lin Carter, que relata la historia de un soldado teletransportado a este satélite, donde encuentra una antigua civilización humana, similar a la de la Tierra pero, de algún modo, inhabitable para extraños. La misión Juice pretende estudiar a Calisto para:

  • Explorar su capa exterior y su océano, hasta una profundidad de pocos kilómetros, para restringir su estructura interior y gravedad.
  • Caracterizar la composición y química de su superficie, en busca de compuestos que no sean hielo de agua, e identificar la manera en la que Calisto libera material al espacio.
  • Buscar signos de actividad pasada y determinar cómo se conecta con su evolución y con las características actuales de la luna, como por ejemplo, las 'llanuras' oscuras y llenas de cráteres de su superficie.

¿Qué pasa con las otras lunas?

Aunque el objeto de estudio principal de Juice se centra en estas tres lunas, aprovechando la misión la sonda europea también tiene previsto estudiar, aunque de manera menos profunda, la luna de Ío. Se trata de la cuarta y la más interna de las lunas de Galileo, pero también interesante: es el objeto con mayor actividad volcánica del sistema solar, con más de 400 volcanes activos que liberan gases, polvo y material ionizado a su atmósfera. La sonda Juice tratará de recopilar información sobre este satélite, investigando cómo Ío ayuda a dar forma al entorno de plasma de Júpiter, y también las razones por las que esta luna es tan geológicamente activa.

Pero además, Juice también observará otra de las lunas menores de Júpiter, que orbitan dentro y pasan a través del sistema de anillos del planeta. Se cree que estos pequeños satélites emiten polvo que repone los anillos, aunque todavía se desconoce, tal y como señalan desde la NASA, el mecanismo por el que esto ocurre. Las otras lunas de Júpiter que se estudiarán son Metis, Adrastea y Thebe, descubiertas todas ellas a finales de los setenta, y Amalthea, descubierta por E. E. Barnard en 1892.