Científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB), de la Universidad de Barcelona (UB), del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) francés y del Instituto Español de Oceanografía (IEO) alertan del rápido deterioro de los ecosistemas marinos, sobre todo en los últimos 20 años, y de su grave repercusión en todo el planeta.
Los científicos han publicado el libro 'Marine Animal Forest', editado por Springer-Nature, en el que abordan el nuevo concepto de "bosque animal" y recuerdan el importante papel de los mares y océanos frente al cambio climático. En el libro han participado los investigadores Sergio Rossi (ICTA-UAB), Andrea Gori (Facultad de Biología de la UB), Lorenzo Bramanti (CNRS) y Covadonga Orejas (IEO), que denuncian que en los últimos años el hombre está provocando cambios drásticos y acelerados en los ecosistemas marinos, alterando su capacidad natural para absorber los crecientes niveles de CO2 de la atmósfera.
El libro proporciona una visión general de los ecosistemas del fondo del mar y explica que un "bosque animal" los forman las comunidades que residen en el fondo del mar (bentónicas) dominadas por corales, gorgonias, esponjas o bivalvos, que forman estructuras complejas que sirven a su vez de hogar a muchas otras especies.
"Estas comunidades tienen similitudes estructurales y funcionales con los bosques terrestres, aunque están dominadas por animales en lugar de plantas", explica Rossi. El investigador del ICTA-UAB incide en que el "bosque animal marino" es la estructura más extensa del planeta, ya que el 70 % de la superficie del planeta está cubierta por mares y océanos y concentra el 90 % de la vida en la Tierra.
Sin embargo, "sólo conocemos un 5 % de lo que hay en el fondo del mar, desde un punto de vista biológico y de comunidades, lo cual es muy poco en comparación con la superficie terrestre", añade.
Según Andrea Gori, el libro "es el resultado de las aportaciones de investigadores que estudian diversos organismos desde diferentes perspectivas y que coinciden por primera vez en una publicación bajo el concepto general de bosques animales, que evidencia su importante papel ecológico".
Los investigadores denuncian que la actividad humana está provocando una dramática pérdida de biomasa y biodiversidad y daña su capacidad de recuperación. Según los biólogos, estos bosques animales no sólo proporcionan servicios ecosistémicos como alimento, protección y viveros para la fauna marina sino que son fundamentales en los ciclos hidrodinámicos y biogeoquímicos de los fondos marinos, actuando como sumideros de carbono emitido por el hombre a la atmósfera.
"El papel de los bosques como sumideros de carbono es esencial, pero ha sido en gran parte descuidado en los modelos de conservación y no se ha calculado cuánto carbono pueden llegar a retener. Este dato, simplemente, no existe", lamenta Gori.
"El problema principal -añade- es que muchos de estos bosques animales están compuestos por animales muy longevos, que pueden tardar cientos de años en crecer, como muchos árboles terrestres. Al destruirlos con la pesca de arrastre o la minería, por ejemplo, los corales, esponjas o gorgonias pueden tardar mucho en recuperarse".
El libro resalta que los bosques de animales marinos proporcionan servicios como la pesca, la recolección de corales preciosos y especies para uso farmacéutico y médico, materiales para la construcción o servicios al turismo, con la repercusión económica que supondría su desaparición.
Según los biólogos, prácticas de pesca destructiva y excesiva, contaminación, acuicultura incontrolada, explotación petrolera y de gas y urbanización del litoral se suman a los efectos del cambio climático como el calentamiento global, la acidificación del agua, el incremento de los niveles del mar, la erosión de los icebergs o el aumento de la frecuencia y virulencia de los huracanes.
"Todo esto conducirá a la degradación de la biodiversidad, la destrucción de las estructuras de los ecosistemas y la pérdida de servicios ecosistémicos", advierte el libro, que avisa, entre otras cosas, de que las gorgonias están sustituyendo a los corales que desaparecen en zonas como el Caribe.
"Son más flexibles ante los cambios, se aclimatan mejor, pero retienen menos carbono, sus estructuras no forman los arrecifes como lo hacen los corales duros y son menos resistentes ante los huracanes", explica Rossi, que recuerda que "el 99% de la energía de las olas que golpean las costas en épocas de huracanes es absorbida por los arrecifes de coral". "Su desaparición no hace más que acelerar el proceso de degradación de todo el planeta", concluye.
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