EL PEQUEÑO GIGANTE QUE REVOLUCIONÓ LAS CARRETERAS
Uno de los coches más famosos del mundo cumple 66 años
En 1961 apareció el primer Mini Cooper, que costaba 680 libras y ya prometía algo especial. Entonces llegaron los años dorados del deporte y fueron tres victorias en el Rally de Montecarlo que dejaron a todo el mundo con la boca abierta y una robada por los franceses que se apoyaron en una tontería sobre los faros. Pero dentro de contamos mucho más.

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Imagínate cómo sería el mundo sin esa silueta inconfundible, sin esos faros redondos que son puro estilo y sin ese motor de kart que te da más felicidad que la chispa esa de la Coca-Cola. Es casi imposible, ¿verdad? El 26 de agosto de 1959, hace exactamente 66 años, la British Motor Corporation nos regaló una de las mejores ideas de la historia del automóvil, un gigante, el Mini original.
Alec Issigonis era un genio e ingeniero británico que pensó más allá cuando el resto del mundo creía que los coches tenían que ser enormes para ser buenos. Este hombre cogió un motor, lo puso de lado (algo que en aquella época era más raro que un perro verde), apretujó cuatro ruedas en las esquinas de un chasis diminuto que podría haber salido del carrito del súper y creó algo que nadie se esperaba: un coche que conducía como si fuera parte de tu cuerpo.
Issigonis no sabía que estaba creando un mito y pensaba que simplemente estaba resolviendo el problema del transporte urbano con algo económico y práctico. Lo que no podía imaginar es que su pequeña creación se convertiría en el compañero perfecto tanto para una madre llevando los niños al colegio como para pilotos ganando el Rally de Montecarlo.
De David a Goliat en las carreteras del mundo
La cosa empezó despacio, como todas las grandes historias. En 1961 apareció el primer Mini Cooper, que costaba 680 libras y ya prometía algo especial, pero en 1962 la cosa se puso ya seria con los 200.000 coches que salían al año de las fábricas británicas. El mundo había entendido el mensaje de que no necesitas un tanque para divertirte al volante.
Entonces llegaron los años dorados del deporte con Paddy Hopkirk en 1964, Timo Mäkinen en 1965 y luego otra vez en 1967. Fueron tres victorias en el Rally de Montecarlo que dejaron a todo el mundo con la boca abierta y una robada por los franceses que se apoyaron en una tontería sobre los faros. ¿Un coche tan pequeño humillando a bestias mucho más grandes en una de las pruebas más duras del mundo? Pues sí, porque era el Mini.
Para 1965 ya habían fabricado un millón de unidades y el fenómeno no paraba de crecer. Era increíble ver cómo algo tan pequeño podía generar tanta atracción. Esa era la magia del Mini, que no solo te llevaba de un sitio a otro, te hacía sentir como si estuvieras pilotando un kart de competición en tu día a día.
Los números siguieron creciendo de forma espectacular y alcanzaron los tres millones en 1972, y aunque hubo altibajos (como esos duros 70.000 anuales de 1981), el Mini siguió adelante, reinventándose una y otra, y otra vez. En 1992 incluso se atrevió a quitarse la capota y convertirse en descapotable, porque después de todo, ¿por qué no disfrutar del aire en la cara mientras sientes esa sensación de kart urbano?

Renacimiento bajo la estrella de BMW
El punto de inflexión llegó en 1994, cuando BMW se hizo con la marca. Los alemanes entendieron que tenían una joya entre las manos, pero no cualquier joya: tenían un diamante que había que pulir sin perder su esencia, y vaya si lo consiguieron. En 2001 presentaron el primer MINI de la era BMW, manteniendo todo lo que hacía especial al original pero añadiendo la tecnología y calidad que el siglo XXI exigía.
Desde entonces, la familia ha crecido más que los de Shameless. El MINI Clubman, el Countryman, el Cooper de cinco puertas... cada nuevo miembro mantenía ese ADN inconfundible pero adaptándose a las necesidades de cada conductor. Luego en 2020 dio el salto definitivo al futuro con el Cooper SE, que prueba que la sensación de kart también funciona con motores eléctricos.
Ya el año pasado, MINI volvió a demostrar que el espíritu competitivo sigue más vivo que nunca mediante su segundo puesto en las 24 Horas de Nürburgring, ahí la marca dejó claro que no importa cuántos años pasen: seguirán dando guerra en las pistas más exigentes del mundo.
Hoy son ya 66 años a cuestas, y MINI sigue siendo ese rebelde simpático que conquistó nuestros corazones en 1959. Ha demostrado que no hace falta ser el más grande para ser el más querido, y que a veces las mejores ideas vienen en paquetes pequeños. Al final, ¿qué es el Mini sino la prueba de que el tamaño no importa cuando tienes personalidad para dar y regalar?
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