Cada día se conocen nuevas facturas que cuestionan el uso que se hacía del dinero de las 260 cajas fijas de la Generalitat Valenciana. Desembolsos que podrían ir más allá de los "pequeños gastos del día a día" para los que ese dinero estaba destinado.

Según una de las facturas, la consellería de Medio Ambiente que dirigía Juan Cotino pagó 9.360 euros en un catering que ofreció a sus empleados el 22 de diciembre de 2009, día del sorteo del Gordo de la lotería navideña.

Y más comida. Facturas de desayunos y meriendas que se cargaban también a la caja fija. Tampoco escatimaban en flores: las facturas superaban los 1.000 euros. Desde 275 euros por una corona de flores hasta incluso 80 por arreglar el bonsái de la entonces subsecretaria de Medio Ambiente.

Pero no todo eran grandes facturas. También realizaban pequeñas compras en supermercados con cargo a la caja fija: raciones de paella para llevar, galletas de mantequilla, gominolas o rollos de cocina.

Facturas como los más de 2.900 euros para pagar las actuaciones de la vedette Rosita Amores o las mariscadas. Gastos que, según el juez, tienen conceptos ambiguos para intentar burlar los mecanismos de fiscalización.

LA CAJA FIJA DE MEDIO AMBIENTE, UN CHOLLO
En total había 260 cajas fijas repartidas por la Administración. Aunque la de Medio Ambiente es de lo más curioso: sushi, figuritas navideñas, horchata, marisco, una vedette... Pero no sólo había grandes facturas, también había pequeños pagos aparentemente para uso privado pero que demostraban el despilfarro de los altos cargos en gastos cotidianos.

Entre 2009 y 2010, la consellería de Cotino gastó más de 1.000 euros en flores para decorar despachos, arreglos de bonsáis por 80 euros, raciones de paella para llevar por 10 euros, 5,26 euros en pechugas, 2,40 en galletas de mantequilla, 1€ en golosinas y 1,65 euros en rollos de cocina, entre otras cosas.