El presidente de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, ha abierto la puerta a que Junts se incorpore a la mesa de negociación con el Estado, ya que "el quién no debe ser el problema" y, por ello, ha tendido la mano con "generosidad", también para "replantar los instrumentos". En el turno de réplica del president a Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de JxCat, durante el Debate de Política General en el Parlamento catalán, Aragonès ha destacado que ambos partidos coinciden en el "qué", la amnistía y el referéndum, como también en el "cómo", en relación a "aprovechar el escenario de negociación con el Estado".

"Podría mirar al pasado, pero no lo haré. No haré nada que erosione la capacidad negociadora de Cataluña y debe estar todo el mundo que quiera contribuir. El quién no puede ser un problema, el quién es Cataluña, no soy yo o cualquier otro dirigente", ha dicho Aragonès. Porque, ha apuntado, "en la resolución del conflicto debe participar todo el mundo. El Govern quiere estar acompañado. En esta nueva fase hemos de poder dibujar una nueva etapa en la que los que coincidan en el qué y el cómo podamos compartir espacio y bando en la mesa de negociación".

Esa posibilidad, que Aragonès ya ha sugerido en las últimas semanas, tendría que ir de la mano de una estrategia negociadora compartida entre ambos partidos y de otros aspectos, como que Junts pudiera dar estabilidad parlamentaria al Govern, han recordado fuentes del Ejecutivo catalán. El president ha recordado que ERC siempre ha dado apoyo a otros presidentes de la Generalitat, como Pasqual Maragall con el Estatut, Artur Mas con el pacto fiscal, Carles Puigdemont con el proceso independentista o Quim Torra con la mesa de diálogo. "Ahora tenemos la oportunidad de dar un paso más allá para forzar el Estado a negociar. Estaré con mano tendida y voluntad de avanzar conjuntamente", ha aseverado.

Pero esa actitud conciliadora de Aragonès respecto al proceso negociador con el Estado, en el marco de la eventual investidura de Pedro Sánchez, ha contrastado con la actitud muy contundente del president al responder a las duras críticas vertidas por Batet minutos antes, un malestar que el mandatario no ha disimulado. El dirigente republicano ha mostrado su enfado por lo que desde las filas del Govern y de ERC se considera una falta de respeto a la figura del presidente de la Generalitat por parte de JxCat. "Las instituciones catalanas, sea el Parlament o el Govern, para nosotros son las más importantes. Se nota cuando las presidimos... y sobre todo cuando no las presidimos", ha advertido.

Y como ejemplo de ello ha recordado lo ocurrido hace un año en el debate de política general, cuando se produjo "una cosa insólita en la historia del parlamentarismo: plantear una cuestión de confianza al Govern del que formas parte sin avisar antes al presidente", una crisis que derivó en que Aragonès cesara a Jordi Puigneró como vicepresidente y que Junts acabara abandonando el Ejecutivo. Después de que Batet le haya exigido un cambio de rumbo en sus políticas o bien que anticipe elecciones, Aragonès ha lamentado esa visión negativa de Junts y ha destacado que Cataluña "está mejor que hace un año".

"El rumbo no les gusta porque es progresista, republicano y firmemente comprometido con la independencia del país", ha señalado el president, que también ha hecho autocrítica, como en relación a las pruebas fallidas en las oposiciones de interinos, exámenes que tuvieron que repetirse tras múltiples incidencias.