Las urnas están a punto de abrirse y los gallegos podrán ejercer su derecho al voto en unas elecciones inciertas en las que se prevén dos posibles escenarios: la revalidación de la mayoría absoluta del PP o un Gobierno de izquierdas que representaría un cambio de ciclo en Galicia.

Desde que el popular Alfonso Rueda adelantó las elecciones el 21 de diciembre, parecía que su camino hacia la Xunta iba a ser fácil. Nadie esperaba que por el camino se encontrara con la crisis de los pellets, las polémicas declaraciones de Feijóo sobre la amnistía e incluso un cambio en las tendencias de voto en favor de la izquierda y los nacionalistas. Frente a esta coyuntura se ha ido viendo a un Rueda cada vez más ausente.

El primer hito que marcó la campaña electoral gallega está directamente relacionado con los pellets y la gestión de esta problemática. El cruce de acusaciones entre el Gobierno central y el Ejecutivo de la Xunta sobre la responsabilidad en la prevención y limpieza de este vertido centró la atención electoral en clave nacional. La tardanza para activar el nivel 2 de alarma y la mala gestión de los tiempos agravaron la situación en la costa gallega.

En esta misma campaña Alberto Núñez Feijóo también se ha convertido en protagonista de unas elecciones en las que ya no concurría. Sabiendo de su popularidad en la región, desde el minuto uno no dudó en "nacionalizar" la campaña y arropar a su sustituto. Apenas una semana antes del 18F, hasta la imagen del afamado Feijóo se vio perjudicada tras darse a conocer que el PP se planteó "durante 24 horas" la legalidad de la amnistía y la posibilidad de indultar a Carles Puigdemont.

Ello no ha impedido que Feijóo eche el resto en Galicia para respaldar a Rueda en los distintos mítines celebrados en estas dos últimas semanas. Un Rueda que ha ido perdiendo presencia en la competición por la Xunta hasta el punto de que no se ha dejado ver en los debates electorales. El líder del PPdeG no acudió a la cita de RTVE ni a la de la Cadena SER, como sí lo hicieron el resto de sus contrincantes; Ana Pontón (BNG) y José Ramón Gómez Besteiro (PSdeG-PSOE). Rueda tan solo asistió al debate electoral organizado por la televisión pública autonómica, la Compañía de Radio Televisión de Galicia (CRTVG), donde fue blanco de las críticas de socialistas y nacionalistas gallegos.

De hecho, este mismo viernes, Alfonso Rueda ha rechazado realizar una entrevista en Al Rojo Vivo. El resto de candidatos -Ana Pontón (BNG), José Ramón Gómez Besteiro (PSdeG-PSOE), Gonzalo Pérez Jácome (Democracia Ourensana) y Marta Lois (Sumar)- sí han accedido a realizar la entrevista en laSexta.

Las encuestas plantean la posibilidad de un Gobierno de izquierdas

Por si fuera poco, la imagen de los populares pareció debilitarse aún más al conocer los datos de la última encuesta del CIS. Este barómetro dejaba en el aire la mayoría absoluta del PP y abría la posibilidad de un gobierno de izquierdas en el que podrían entrar los nacionalistas, los socialistas y Sumar. Un cambio de tendencias tras casi 14 años de hegemonía popular que ha llegado a generar gran nerviosismo entre los populares. A fin de cuentas, se juegan ceder el poder en la Xunta ante una izquierda que llega ilusionada por la posibilidad de cambio.

Quizás por eso, justo unos días más tarde, la campaña se radicalizó. Entre otras acciones, el PP publicó un vídeo contra su principal rival, la líder del BNG, Ana Pontón. En él, la cara de la candidata se convertía en la de Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu. De esta forma, el PP pretendía establecer una relación entre el Bloque y los abertzales.

A unas horas de cerrarse la campaña electoral, la Xunta de Galicia ha enviado un mensaje a miles de trabajadores de la Sanidad gallega anunciándoles subidas salariales. Sorprende porque, aunque estas subidas fueron pactadas el pasado abril, el mensaje ha sido enviado a dos días de las elecciones. Del mismo modo, la Xunta ha pagado 550 euros en ayudas a mariscadores gallegos a tres días de la apertura de urnas.

Con este escenario llegan a la jornada de reflexión los candidatos a presidir la Xunta en unas elecciones históricas en las que el PP podría perder la Xunta en manos de la izquierda.