Aunque lo normal es que el “boom” en internet y las redes sobre formas de adelgazar venga una vez hayan pasado las Navidades, en la última semana este tema se ha adelantado. Y la responsable de este fenómeno tiene nombre propio: Elsa Pataky. Su paso por un conocido programa de televisión dejó más huella de la que, seguramente, ella misma hubiera podido imaginar. Aunque, seguramente, no habría adivinado nunca el motivo.

La conocida actriz española visitó el programa para promocionar su último libro, entre otras cosas, y, en un momento determinado de su intervención nos dio el secreto para adelgazar y evitar envejecer: el ayuno intermitente. Concretamente, confesaba que tanto ella como su famoso marido, practicaban esta forma de alimentación haciendo ayunos de 16 horas.

No hacía falta nada más para que el tema estalla en redes. Como siempre, con dos bandos bien diferenciados entre detractores y defensores de este estilo de alimentación. Mientras unos alaban las virtudes de la dieta para la pérdida de peso, otros criticaban duramente a la actriz por hacer apología de la misma, poniendo en el punto de mira esta dieta.

¿En qué consiste el ayuno intermitente o fasting?

La verdad que, aunque el ayuno se refiere a no comer, la dieta se fundamenta en concentrar las comidas durante unas horas del día, mientras durante el resto no se come nada, o, como mucho, agua o infusiones (vamos, que no se come). No hay una sola manera de hacer. Las más famosas son las dietas 16:8, o lo que es lo mismo, no comer durante 16 horas y hacer 2 o 3 comidas en las 8 horas restantes; o la 5:2, que consiste en limitar las calorías que comemos durante 2 días alternos a lo largo de la semana (lo que tampoco ser consideraría ayuno como tal). O, la que se conoce como “dieta del guerrero”, que consiste en no comer durante 20 horas.

Aunque se haya puesto de moda por la intervención de Elsa en un programa de televisión, y porque en redes sociales se lleva hablando de ella durante varios años en diferentes círculos como los deportivos o “fit”, la verdad es que no es nada “nuevo”. De hecho, de forma inconsciente ya hacemos un ayuno de 6-8 horas todos los días. Se llama “dormir”. Mientras dormimos nuestro cuerpo “ayuna”, y, también es el motivo por el que la primera comida del día la solemos llamar desayuno (“des-ayuno”).

Además, culturas como la musulmana lo practican durante el Ramadán, no comiendo durante el día y concentrando su ingesta cuando cae la noche. O los mismísimos griegos, los cuales, según decían, lo practicaban para mejorar sus capacidades cognitivas. Pero, queramos o no, la actualidad lo ha puesto en boca de todos y, antes de lanzarnos a practicarlo para conseguir estar como la famosa pareja de Thor, o el mismo Thor, cabe preguntarse si están suficientemente demostrados sus beneficios o si es segura.

¿Tiene beneficios practicar el ayuno intermitente?

La verdad es que no está nada claro. Aunque hay estudios científicos que sí revelan que puede ser beneficiosa, la verdad es que no hay una cantidad suficiente de evidencia científica que nos permita recomendarla para la población en general. Además, muchas veces en estos estudios se han hecho con grupos de población muy concretos, como deportistas de élite. Y, muy a nuestro pesar, no todos somos este tipo de deportistas. De hecho, la gran mayoría no somos ni “deportistas”.

Pero, sus defensores, nos hablan de que el primer beneficio de este tipo de alimentación es la pérdida de peso. De hecho, hasta nos dan una explicación desde el punto de vista metabólico. Según esta teoría, seis horas después de comer nuestro cuerpo empieza a acumular energía para poder cubrir sus necesidades más inmediatas e importantes. Después de estas seis horas, usa la energía que ha acumulado en el hígado (¿?), y, después de 12 horas sin comer, con los niveles de insulina en sangre por los suelos, es mucho más fácil quemar grasa.

¿Qué pasa cuando volvamos a comer? Que, según ellos, nuestro cuerpo transformará lo que comamos en glucógeno (la forma en que se almacenan los hidratos de carbono en nuestro cuerpo) y no en grasa. Vamos, en resumen, que cuando dejas de comer adelgazas (¡que sorpresa!) y, después de 12 horas, cuando comamos, nuestro cuerpo no acumula grasa si no glucógeno. Permítanme una pregunta al aire: entonces, ¿de donde viene el más que conocido y estudiado efecto rebote de las dietas de adelgazamiento? Ahí lo dejo, para que la gente reflexione y piense si, de verdad, el cuerpo de la actriz y su marido es fruto de ayunar o de hacer esas 16 horas en el gimnasio todos los días.

Otra cuestión, ¿no influye qué comemos después de ayunar? ¿Es lo mismo romper el ayuno con apio que con una tableta de turrón del duro? Evidentemente no, porque, el ser humano es maravilloso, y somos capaces en las 8 horas que sí tendríamos permitido comer, ingerir 2, 3 y hasta 4 veces las calorías que necesitamos en un día. Por lo que, suponiendo que la explicación que nos dan fuera verdad, podemos tirar por la borda todo lo gastado con las 8 horas donde tenemos permitido comer.

Como he dicho, aunque los beneficios de esta alimentación están siendo estudiados y no están probados de forma sólida científicamente, sus defensores acérrimos aseguran que el ayuno ayuda a desarrollar los músculos gracias a que se estimula la hormona de crecimiento, que evita el desarrollo de la diabetes tipo 2, la hipertensión y el colesterol, que ralentiza el envejecimiento (se acabó el retinol y las inyecciones de botox…), ayuda a reducir el estrés y los procesos oxidativos corporales, mejora la concentración (¿con hambre?) y las funciones cognitivas (porque todo el mundo sabemos que cuando tienes hambre es cuando mejor se estudio o se trabaja, claro…).

Además, las personas que dicen que practican el ayuno intermitente también aseguran que aprenden a controlarse con la comida y a no darse atracones. Incluso cuando no la practican comen menos calorías. Y te ayuda a hacer la declaración de la renta, te hace los baños y te deja la casa recogida cuando no estás en ella… ¡Qué nos gusta exagerar cuando queremos defender algo! Si tan maravillosa es la dieta, ¿por qué no se está poniendo en práctica en hospitales y seguimos haciendo intervenciones quirúrgicas de riesgo como las reducciones de estómago? La fórmula parece fácil: dejas de comer un rato durante el día, adelgazas y evitas envejecer, ¿no? Permítanme que dude de todo lo que comentan sobre ella.

¿Puede hacer todo el mundo la dieta del ayuno intermitente?

Lo primero que tienes que plantearte, si aún así te apetece hacerla, es no empezar a practicarla sin el asesoramiento de un profesional. A poder ser, un dietista-nutricionista titulado de forma oficial, ya que el ayuno, dejando a un lado el debate si de verdad es o no útil, siempre debe estar dentro de una dieta sana y equilibrada, rica en alimentos de calidad y saludables (como las frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, grasas cardiosaludables, frutos secos, etc.) y libre de alimentos superfluos y ultraprocesados.

De hecho, diría mas: controlaría el estado de salud de forma periódica con analíticas y chequeos médicos para controlar de manera real que mi cuerpo no está sufriendo por hacer este tipo de prácticas.

Con todo y con eso, si podemos decir que está contraindicada en personas que tengan o hayan tenido un trastorno de la conducta alimentaria, o un índice de masa corporal menor de 18,5. También tendrían que abstenerse de practicarla las mujeres embarazadas, en periodo de lactancia o que estén buscando un embarazo. Hay estudios que tampoco las recomiendan en personas que tienen tendencia a las migrañas o la ansiedad, que padezcan diabetes o tengan el ácido úrico elevado.

Además, si tenemos alguna enfermedad crónica o estamos tomando medicación, siempre, antes de hacer cambios tan drásticos en nuestra alimentación, deberíamos consultar con nuestro médico.

¿Qué opinan los dietistas-nutricionistas del ayuno intermitente?

Como todo lo que aún no está suficientemente demostrado y está siendo estudiado en profundidad para poder sacar un veredicto más consistente, tiene sus primeros defensores y detractores.

Mientras existen nutricionista que alegan que nuestro cuerpo está bien adaptado al ayuno, ya que hemos pasado gran parte de nuestra evolución buscando alimentos con el estómago vacío, y que alegan que este ayuno intermitente puede estar involucrado en la reparación del ADN y las células de cuerpo, aumentado la longevidad; otros se horrorizan nada más nombrarles el tema.

De hecho, uno de los grandes argumentos de sus detractores es que, a parte de que sus beneficios a largo plazo aún no están probados, aseguran que dejar de comer no educa para aprender a comer, y puede acercar a personas que son más vulnerables a algún trastorno de la conducta alimentaria a padecerlo.

Pero si lo que te interesa es mi opinión, yo no la recomendaría. ¿Nunca? No lo se. Esperaría a tener suficiente información que provenga de estudios científicos bien diseñados y bien analizados (en ciencia no vale cualquier estudio) y entonces, cuando lo tuviera claro, y sobre todo que, como mínimo, no tiene ningún efecto perjudicial ni a corto ni a largo plazo, a lo mejor, la recomendaría. Depende también del origen de ese sobrepeso u obesidad, porque la reeducación alimentaria es fundamental. Es decir, no volver a caer en errores del pasado que me hagan recuperar el peso perdido.

Pero una cosa sí que la tengo clara, ninguna dieta, repito, NINGUNA DIETA, es capaz de frenar el paso del tiempo y el envejecimiento. Podrá retrasarlo, ya veremos hasta qué punto, pero no para el reloj biológico. No nos llevemos a engaño. Ni tampoco conseguirá sacarnos abdominales si no conocemos ni cómo colocarnos para hacer una flexión.