En 2014 el campeón del mundo de Moto GP se dio cuenta de que le faltaban 12 millones de euros. Acababa de ganar dos campeonatos del mundo de la máxima categoría (2010 y 2012) y los ingresos recibidos por patrocinio, derechos de imagen y publicidad se habían multiplicado exponencialmente.

Quizá porque quiso hacer recuento de las ganancias o porque la mosca ya le zumbaba detrás de la oreja desde hacía meses, el caso es que, trascurrido el verano de aquel año, el campeón echó un vistazo a sus cuentas y se percató de que le habían sisado 12.000.000. ¿Quién?, se preguntó. Enseguida salió de dudas: sus managers y representantes, aquellos que le habían tutelado hasta aquel momento. Los mismos que le auparon para que consiguiera en 2006 y 2007, siendo sólo un crío, los campeonatos del mundo de 250cc., los mismos que habían hecho de Lorenzo una máquina de ganar dinero.

A buscar el dinero

Jorge Lorenzo, de la mano de su abogado Iván Zaldúa, contrató los servicios de la empresa The Office S.C.P., administrada por Javier Chavero. El contrato era claro y meridiano: la empresa contratada tenía el cometido de localizar y recuperar el dinero robado. A cambio, Lorenzo les pagaría el 25%. El contrato se firmó y ese mismo día el motociclista entregó a Chavero 60.000 euros para los primeros gastos, un dinero que sería descontado de la posterior factura.

The Office S.C.P. se puso manos a la obra y en pocas semanas informó al campeón de que al menos 1.300.000 euros de aquellos 12.000.000 que se evaporaron estaban ocultos en una cuenta bancaria de Crèdit Andorrà. El resto los había escondido o se lo había gastado el inversor y comisionista Jordi Puig Godés. The Office S.C.P. había logrado que dicho personaje firmara un documento de reconocimiento de deuda. En 2014, Lorenzo entregó a Puig Godés casi 10.000.000 de euros para la realización de determinadas inversiones. Esas inversiones nunca se consumaron.

Misión cumplida: ahora a pagar

Así pues, The Office S.C.P. había encontrado el dinero y lo había puesto a disposición del cliente. Y emitió la correspondiente factura en base a lo suscrito en el contrato. Aquel 25% ascendía a 4.200.000 euros. Pasaron los días y Lorenzo no pagaba. La empresa reclamó y el campeón de Moto GP les dijo que no iba a pagar, que los informes remitidos por The Office S.C.P. al respecto del dinero "buscado" eran insustanciales y que, al no haber cumplido su contrato, no pagaba ni un euro.

La empresa contratada presentó una demanda civil por incumplimiento de contrato e instó al juez a la celebración del preceptivo juicio de reclamación económica contra Lorenzo. En la denuncia The Office S.C.P. se despacha a gusto contra su cliente "moroso". Explica que "el demandado -Jorge Lorenzo- debido a sus intentos por ocultar los beneficios a efectos fiscales, tenía un entramado de empresas y de cuentas en diversos países que dificultaban el rastreo de su dinero".

The Office S.C.P. afirma, simple y llanamente, que Lorenzo quería recuperar un dinero negro que sus antiguos representantes le habían robado. En la denuncia, The Office, por ejemplo, apunta que Lorenzo "entregó a Puig Godés la cantidad de 11.700.000 euros para la realización de unas inversiones que no se realizaron y de las cuales 7.900.000 euros se entregaron presuntamente con dinero no declarado y, por lo tanto, presuntamente sin conocimiento del erario público correspondiente".

Muy turbio, muy torpe

¿Los representantes de Lorenzo le robaron 12.000.000? ¿El grueso de ese dinero era dinero negro? Si es así, la torpeza del campeón del mundo es sublime porque al contratar a The Office S.C.P. no hizo otra cosa que "blanquear" fuera de su ámbito estrictamente privado, que manejaba dinero no declarado. No solo eso, el error fue mayúsculo porque cuando firmó ese contrato, en realidad firmaba un pacto con el diablo, quedando a su merced aunque hubiera cumplido lo acordado en el documento mercantil.

Lorenzo, pues, va a tener que responder a demasiadas preguntas que podía haberse ahorrado si hubiera elegido mejor a sus representantes, si hubiera cobrado toda su fortuna con luz y taquígrafos fiscales y si sus legales representantes en la actualidad le hubieran avisado de que, a veces, cuando la cosa va de togas y tribunales, el remedio es peor que la enfermedad.

¿Dónde está el campeón?

Por cierto, su abogado, Iván Zaldua, a quien Lorenzo nombró receptor de las notificaciones judiciales que se derivasen de eventuales litigios, ahora, cuando el juzgado 43 de Barcelona le ha tratado de comunicar la apertura del juicio por la demanda de The Office S.C.P., dice que no sabe nada de su cliente.

El juez buscó a Jorge Lorenzo en al menos tres direcciones. Y ni rastro del campeón. Ahora el juez le trata de comunicar la citación en la dirección del domicilio de una familiar en Mallorca. Si no, se le buscará en Lausana donde del campeón de Moto GP tiene su residencia a efectos fiscales.

La bola ya se ha hecho demasiado grande y a Lorenzo le va a costar convencer a la justicia de que ha sido víctima de una actuación torticera y/o de un burdo chantaje.