Poner una sartén caliente en agua fría provoca un choque térmico que, lo más probable, es que las arruine por completo. Sí, incluso las sartenes más caras. Esta práctica, o más bien este error, está muy extendido. Las personas suelen hacerlo para evitar humos, accidentes porque la sartén está muy caliente… pero los resultados que obtienen son nefastos para las sartenes.
Poner una sartén caliente en agua fría provoca algo llamado choque térmico. El clásico sonido chisporroteante y la humareda que sabemos que conoces, es un indicio de que algo nefasto está ocurriendo. Poner una sartén caliente en agua fría provoca un efecto irreparable y devastador para cualquier sartén antiadherente.
¿Qué es el choque térmico?
El choque térmico que se produce cuando la sartén caliente entra en contacto con el agua fría puede provocar diversos problemas. Uno es que la sartén se deforme. Una sartén cuya forma no sea del todo regular acabará por no cocinar bien los alimentos, ya que su superficie no se calentará de modo homogéneo.
Cuando se introduce un cambio brusco de temperatura, como meter una sartén caliente en agua fría, los metales se enfrían demasiado rápido y la sartén empieza a tirar de sí misma.
Cuanto mayor sea la diferencia de temperatura, mayor será el choque, pero incluso una pequeña cantidad de agua fría en el fondo del fregadero puede hacer que una sartén se deforme, se rompa o se astille.
El fondo de una sartén abombada es un defecto serio porque al usarla en superficies planas, como las placas de inducción y vitrocerámicas, se hará imposible el reparto igual del calor y los jugos o aceites.
También es posible que, debido al choque térmico, las sartenes se agrieten y se desprenda el revestimiento antiadherente, dejando restos del material en la comida, o incluso que el esmalte se acabe descascarillando.
Qué tipo de sartenes son más resistentes
Teniendo en cuenta el choque térmico, el aluminio y el acero vitrificado son los dos materiales con más facilidad para deformarse.
Las sartenes antiadherentes también son más fáciles que se dañen por el choque térmico, así que hay que tener mucho cuidado para evitar ponerla bajo el chorro de agua fría cuando aún está caliente y esperar a fregarla cuando esté bien templada o ya fría.
También influye el espesor que tenga el metal. Una sartén básica siempre será más moldeable que otra de grosor medio y alto de acero inoxidable. Este material se suele usar en la fabricación de utensilios de cocina por su gran resistencia y durabilidad.
Cómo enfriar una sartén caliente de forma correcta
La mejor manera de evitar dañar una sartén es permitir que se enfríe poco a poco antes de lavarla. Puedes dejarlas sobre los fuegos apagados, o sobre un salvamanteles o cualquier otra superficie que soporte el calor, sea segura y no moleste.
Hay que tener un cuidado especial cuando se trata de sartenes antiadherentes finas o utensilios de cocina hechos con vidrio o gres, ya que son los más susceptibles al choque térmico.
Las sartenes más gruesas y bien construidas son más resistentes, pero eso no significa que debas poner tus sartenes de acero inoxidable o de hierro fundido en el fregadero. Con estas también debes guardar la norma de dejar que se enfríen antes de usar agua tibia con ellas.
Cómo limpiar las sartenes antiadherentes
Aunque en muchas sartenes antiadherentes se informa de que son aptas para el lavavajillas, te aconsejamos que la laves a mano para conservar mejor su superficie. Las altas temperaturas y los detergentes que se utilizan en el lavavajillas pueden dañar la protección antiadherencia. Lavar las sartenes en fregadero es la mejor opción siempre que te sea posible.
Paso 1: Frota y remoja con agua jabonosa. La regla de oro para limpiar sartenes antiadherentes es nunca utilizar herramientas abrasivas como estropajos de acero, estropajos o cepillos rígidos. En el caso de los residuos resistentes, dejar la sartén en remojo durante unas horas en agua tibia y jabón antes de fregarla con cuidado.
Paso 2: Elimina los residuos más resistentes. Si se trata de aceite quemado o restos de comida pegados en la superficie, mezcla una pequeña cantidad de bicarbonato con agua para formar una pasta y aplícala a la sartén. Frota de manera suave con una esponja no abrasiva para eliminar el aceite quemado o la comida, luego aclara y seca.
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