Este año la Semana Santa arranca durante la segunda semana del mes de abril, empezando el domingo 10 de abril y terminando el domingo 17. Estas fechas tan señaladas para las que muchos tienen un importante sentido religioso y otros es un momento que aprovechan para descansar, serán este año distintas, sin duda en medio de la incertidumbre en Europa por la guerra Ucrania Rusia.

La Semana Santa es la más sagrada del calendario litúrgico cristiano. Comienza el Domingo de Ramos y se prolonga hasta la Pascua o el Domingo de Resurrección. En esta semana se celebra el llamado Triduo Pascual, la pasión y muerte de Jesucristo y su resurrección victoriosa: su triunfo sobre el pecado y la muerte y su glorificación por el Padre.

Cuál es el origen de la Semana Santa

Los hechos que se conmemoran durante la Semana Santa se conocen gracias a la propia Biblia. Los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan escribieron los acontecimientos que hoy aún se recuerdan. Se trata de todo lo que ocurrió durante los días previos y posteriores a la crucifixión (coincidió con la semana de la Pascua Judía), muerte y resurrección de Jesucristo.

Se recuerdan los últimos momentos de Cristo en la Tierra, es decir, desde que llega a Jerusalén proclamado Salvador, hasta que es procesado, muerto y enterrado y resucita.

En el año 325 el Concilio de Nicea fijó la fecha de celebración de Pascua para todo el ámbito católico occidental. A partir de aquel momento, y basándose siempre en el relato evangélico, cada país ha ido construyendo un conjunto propio de celebraciones.

Los primeros en conmemorar la Semana Santa fueron los judíos seguidores de Cristo, es decir, los primeros cristianos. Después lo hicieron, los propios romanos cristianizados, cuyos registros más antiguos al respecto datan del siglo IV.

No obstante, a medida que el cristianismo se expandió por el mundo, la manera en la que esta 'Semana mayor' se celebraba iba mezclándose con muchas tradiciones paganas que, en su mayoría, también tenían que ver la celebración de la primavera.

También con el paso del tiempo la Semana Santa se ha ido transformando, ya que el espíritu de la celebración no era el mismo desde el siglo XI al Concilio Vaticano II que después. Antes del Concilio, como recuerdan desde el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla, el objetivo era contemplar la Pasión y Muerte de Cristo e imitarla mediante actos penitenciales. Estos mismos sentimientos eran los que primaban en la liturgia, el Viernes Santo era día de luto rigurosísimo. No se celebraba la Eucaristía, no se daba la paz en los Oficios Litúrgicos, se comulgaba de lo presantificado, el color litúrgico era el negro riguroso, rigurosamente negro, no se tocaban los instrumentos musicales en las ceremonias litúrgicas, los Oficios Litúrgicos comenzaban en riguroso silencio, de rodillas todos los fieles y postrados los celebrantes ante el altar. Solo después del Vaticano II se ha comenzado a dar al Viernes Santo el sentido de una fiesta de triunfo de Cristo sobre la Cruz y la liturgia se ha vestido de rojo.