Dicen que debemos dormir unas 8 horas diarias si queremos descansar y rendir plenamente al día siguiente. Sin embargo, puede que esto no sea del todo así. Lo importante para tener un buen descanso es conocernos a nosotros mismos con respecto al sueño: si somos somos búhos o alondras, si necesitamos o no dormir muchas horas y sobre todo qué actividades nos relajan más antes de irnos a la cama.

Las vacaciones de verano son un buen momento para descubrir cómo somos, ya que tenemos más tiempo meditar y podemos estar más pendiente de nosotros mismos.

Si no hay relajación, no vamos a dormir, por ello es importante que en vacaciones centremos nuestra atención en cuáles son las cosas que durante la noche nos relajan física, psíquica y emocionalmente para poder dormir mejor”, afirma a laSexta el Dr. Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española de Sueño (SES).Porque no debemos obsesionarnos con dormir, no con dormir 8 horas o equis horas al día, sino que debemos prestar atención a esas cosas que nos relajan a final del día.

En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 20 y un 48% de la población adulta española sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño. Sin embargo, es importante no obsesionarnos con dormir porque al final, no dormiremos.

No debemos obsesionarnos con dormir porque al final no dormiremos

Dr. Javier Puetras, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES)

Si alguien se va a la cama pensando que tiene que dormir, será mucho más difícil que lo consiga, ya que centrará toda su atención en dormir y no en estar relajado. “No debemos forzar el sueño. La frase de ‘tengo que dormir’ o ‘tiene que dormir’(que dicen muchos médicos) debería erradicarse para siempre. Porque es la forma en que un insomnio que empieza como un problema de sueño, se acabe convirtiendo en crónico”, sostiene el experto. De hecho y según datos de la SEN, más de 4 millones de adultos españoles sufre de insomnio crónico.

Cuántas horas hay que dormir: dormilón corto o largo

En primer lugar, es importante conocer qué fenotipo de sueño tenemos. Esto es, según enumera el doctor Puertas, si somos dormilón corto (personas que necesitan dormir menos de 6 horas) o si somos dormilón largo (personas que necesitan dormir más de 8 horas y media).

“Si han pasado 2 o 3 días desde que comenzaron las vacaciones y para estar bien descansados, necesitamos dormir más de 8 horas, entonces seremos dormilones largos”, explica Puertas. Y éstas serán entonces las horas que necesitamos dormir, las “que nos pida el cuerpo”. Como siempre o casi siempre en salud, debemos escuchar a nuestro cuerpo, para dormir también.

Así, hay personas que necesitan dormir 6 horas, otras 7 horas, otras que necesitan 8, etc. “Lo de las 8 horas es un estándar. Es un tópico que se adapta desde la cultura occidental y popular, una herencia monástica que clasificaba la vida en 8 para trabajar, 8 para dormir y 8 para rezar.

Es cierto que la regularidad es una fuente de salud (que es bueno tener este estándar) pero en este caso, en el caso del sueño, no todo el mundo necesita dormir esas horas exactas”, explica Puertas. Lo importante es saber cuántas horas necesitamos dormir nosotros para poder rendir bien y plenamente al día siguiente. La mayoría de los adultos normalmente necesita entre 6 y 8 horas, sin embargo "un 5 % de la población necesita más de 8 y otro 5 % menos de 6 horas".

Alondra o búho

Por otro lado, debemos conocer cuál es nuestro cronotipo de sueño. Recordemos que el ciclo de sueño está ligado a nuestros ritmos circadianos. Así, existen fundamentalmente dos: cronotipo matutino o alondra y cronotipo vespertino o búho.

Las personas que son alondras se levantan y se acuestan pronto y suelen estar más activos por la mañana. Por lo que tienen su mayor pico de actividad durante la mañana. Mientras que las personas búho serían algo así como "animales nocturos": se levantan y se acuestan tarde y tienen su pico de energía por la tarde-noche.

A las alondras les cuesta trasnochar, a los búhos madrugar. De modo que sería preferible organizar nuestras actividades en base a nuestros ritmos. Por ejemplo, si tenemos un exámen y somos búho estudiaremos mejor por la tarde-nochoe que por la mañana.

Así, es importante tener unos horarios regulares de sueño y tener una cierta regularidad, al igual que tenemos unos horarios regulares de comida.

Actividades que nos relajan

Por último -y tal y como hemos empezado- es importante conocer qué actividades nos relajan más. Al final del la jornada laboral, podemos quedar con amigos, hacer ejercicio moderado (no se recomienda hacer ejercicio intenso después de las 19h), ir al cine, etc.

Por otro lado, justo antes de irnos a dormir, igualmente, es importante encontrar actividades que nos relajan como leer o ver alguna serie, etc. Para irnos a la cama, es fundamental estar relajados.

Y para finalizar, igual que hemos empezado. “En el periodo vacacional, aprovechemos para dirigir nuestra atención hacia aquellas actividades que nos relajen físicamente, psíquica y emocionalmente. Y esto es lo que nos va a permitir el sueño”, finaliza el experto.