Lejos de ser un problema banal, el olor a pies o el mal olor de pies, médicamente llamado bromhidrosis, supone para muchas personas un motivo de conflicto en sus vidas, ya sea por ellos o ellas mismas, o por sus parejas y convivientes. Sin embargo, es importante saber que se puede tratar; que existen tratamientos médicos y medidas de higiene para solventarlo.

Según explica a laSexta Juan Carlos Montero Arroyo, vocal de comunicación, publicidad y redes del Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), "el mal olor de pies o bromhidrosis se debe principalmente a la descomposición del sudor por parte de ciertas bacterias presentes en la flora de la piel. El exceso de sudoración en los pies o hiperhidrosis (exceso de sudoración en el cuerpo), la presencia de infecciones por hongos en la planta de los pies, la utilización de calzados con una mala transpiración o hábitos higiénicos inadecuados, y en algunas ocasiones ciertas enfermedades metabólicas, pueden favorecer este problema".

Es importante buscar ayuda profesional porque el mal olor a pies puede generar un conflicto en cuanto a las relaciones sociales y otros trastornos a nivel psicológico

J. C. Montero Arroyo, COPOMA

Es importante buscar ayuda para solucionar este problema ya que "el mal olor de pies puede generar un conflicto en cuanto a las relaciones sociales y otros trastornos a nivel psicológico", añade el experto.

Así, es recomendable acudir a la consulta de podología "cuando comienza el tiempo de calor que es una época donde nuestros pies pueden sufrir más, y en el que se va a producir un cambio en los hábitos de calzado de manera muy brusca. En esta consulta, se podrán planificar las actuaciones preventivas para tratar de minimizar el riesgo de sufrir este problema", sostiene.

En el caso de que ya tengamos este problema, es importante saber que existen soluciones para ello. Pero en cualquier cosa, lo primero que hay que hacer para tratar de solucionar, es buscar el motivo que genera ese mal olor a pies. Así y según explica Montero, en caso de hiperhidrosis será recomendable pautar un tratamiento con productos antitranspirantes.

Por otro lado -continúa explicando el experto- en el caso de infecciones por hongos como por ejemplo el 'pie de atleta' deberemos pautar fármacos antifúngicos, mayoritariamente por vía tópica, aunque en casos más graves por vía oral. En el caso de que sospechásemos de ciertas alteraciones a nivel metabólico, el endocrinólogo pautará el tratamiento más adecuado según el caso. Y por último, es importante verificar el tipo de calzado y reeducar en cuanto a medidas higiénicas en caso de ser necesario.

Para solucionar el problema, lo primero que hay que hacer es buscar el motivo que lo genera (puede deberse a muchos factores, incluido alteraciones metabólicas)

Medidas de higiene para el mal olor

Por regla general, las medidas de higiene que se podrían aplicar serían las siguientes. Tal como nos explica Montero, debemos mantener una higiene diaria con jabones con cierta acidez y un buen secado de nuestros pies, sobre todo en las zonas interdigitales. También es importante tener una buena hidratación diaria evitando dejar humedad en los pies.

Por otro lado, es clave el uso de un buen calzado y de un buen calcetín, con una buena capacidad antitranspirante. "En este caso, nos decantaremos por materiales nobles y evitaremos materiales sintéticos y calzados con gran proporción de plásticos que puedan provocar que se acumule el calor. Además se cambiarán con bastante regularidad", explica el experto.

Es clave usar un buen calzado y un buen calcetín, con una buena capacidad antitranspirante

J.C. Montero Arroyo, COPOMA

Cuidado de los pies en verano (para todos)

A veces y en general, no solo las personas que sufren olor a pies o bromhidrosis, no prestamos toda la atención que merecen nuestro pies: usamos calzados poco adecuados, no los hidratamos lo suficiente, especialmente ahora en verano, nos llenamos de heridas y rozaduras... Y es importante, tal como recomiendan los podólogos del COPOMA seguir una serie de recomendaciones -exactamente 10- que "nos ayudarán a mantener la salud de nuestros pies y a evitar problemas que, si no se controlan a tiempo, pueden agravarse y llegar a afectar a otras partes de nuestro cuerpo o a nuestra salud general". Las 10 recomendaciones son las siguientes.

1. Cuidados de higiene diaria. Lavar nuestros pies a diario es una cuestión clave en verano. Lo ideal es hacerlo con jabón neutro y secarlos bien, sin frotar bruscamente y prestando atención a la parte entre los dedos.

2. Protección e hidratación de la piel. De la mano de la higiene debe venir siempre una buena hidratación. Usar protección solar y cremas hidratantes específicas es clave.

3. Buena hidratación también por dentro. Beber al menos 1,5 L de agua al día es esencial tanto para nuestra piel como para nuestra salud general.

4. Evitar andar descalzos sobre ciertas superficies. En verano nos suele encantar andar descalzos, ya sea por casa para sentir el suelo frío o por la playa para sentir el agua y la arena. Sin embargo, no debemos abusar de esta práctica, pues la desprotección y un esfuerzo extra de nuestros músculos pueden causarnos ciertas lesiones.

5. Adaptar nuestro calzado a cada situación. Sobre ciertas superficies, como por ejemplo las piscinas, es necesario andar protegidos y utilizar calzados específicos. No obstante, tampoco podemos abusar de estos calzados, como podrían ser las chanclas, en otras circunstancias.

6. Utilizar un buen calzado. Esta es una de las cuestiones más importantes siempre para el cuidado de nuestros pies. Lo ideal es que sea transpirable, de materiales naturales, que vaya sujeto al pie y que la suela sea uno o dos centímetros más alta en el tacón que en la parte delantera. Además, también es recomendable que sea flexible.

7. Materiales naturales para el contacto con la piel. En la medida de lo posible, tanto nuestro calzado como nuestros calcetines deben ser de fibras naturales. Ante todo, debemos evitar plásticos y gomas que pueden dañar nuestra piel y provocarnos heridas.

8. Prevención en las prácticas deportivas. Si vamos a realizar algún deporte, es aún más esencial calentar, estirar y utilizar el calzado correcto para evitar rozaduras y lesiones. Sobre todo, si no estamos acostumbrados a dicha práctica.

9. Cuidado de las uñas. Estamos una época muy propensa para la proliferación de hongos y otras infecciones. Por ello, debemos evitar los esmaltes permanentes y de mala calidad, así como llevarlos más de 15 días seguidos. Además, hay que cortarlas con cierta frecuencia y con un corte recto, para evitar que se claven.

10. Visitar a nuestro profesional de la Podología de confianza. Acudir a consulta al menos una vez al año es clave para contar con un diagnóstico personalizado que nos ayudará a evitar problemas tanto presentes como futuros.