Si el dinero no da la felicidad, ya sabemos que la pasta sí lo consigue. En concreto, el alimento: según un reciente estudio de Italian Food Union, comer pasta nos hace felices. Está demostrado científicamente que los hidratos de carbono que contiene este alimento estimulan las endorfinas.

Estas hormonas, las endorfinas, son las llamadas 'hormonas de la felicidad'. Cuando las estimulamos alivian el dolor y dan sensación de bienestar. Una sensación que se podría equiparar al confort que nos produce escuchar nuestra canción favorita. Es considerado un indicador de felicidad que coincide en un 75% con la acción de comer pasta y que en ambos casos se manifiesta en las expresiones faciales. Es decir, nos hace sonreír.

Además, el efecto de comer pasta es hasta dos veces más potente para hacernos sentir felices que hacer deporte. Cuando realizamos ejercicio físico también liberamos endorfinas, lo que reduce nuestro estrés y la ansiedad. También liberamos serotonina, que nos proporciona calma y mejora nuestro sueño. Lo mismo ocurre, en mayor medida, cuando ingerimos pasta. Lo hacemos a través del triptófano, un aminoácido que segrega serotonina y que equilibra nuestro estado de ánimo.

Y si la pasta que comemos es integral, nuestros músculos estarán más felices. Esta modalidad de pasta contiene vitaminas del grupo B que son las que relajan nuestros músculos.

Ya no necesitamos excusas para disfrutar de una de las comidas favoritas para todos los paladares. A la carbonara, al pesto, a la boloñesa, a los cuatro quesos... o como más felices nos haga. Un plato bueno, bonito y barato, que hace felices a nuestros bolsillos y a nuestro paladar.