La noticia 'revoluciona' el país: Ana Obregón, de 68 años, tiene una niña por vientre de alquiler en Miami. Todos conocemos su tragedia: su hijo Alex Lequio murió con tan solo 27 años en el 2020, en plena pandemia del coronavirus, de un sarcoma de Ewing, un cáncer muy poco frecuente, que afecta sobre todo a niños y adolescentes. Pero ¿por qué? ¿Qué es lo que lleva a una persona de 68 años a querer tener un hijo?
Según explica a laSexta.com Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología y directora del área de psicología infantil del Centro de Psicología Álava Reyes (Madrid), "es imposible saberlo sin haber hablado con ella. Pero tenemos que pensar que es una persona que ha estado sometida a pérdidas muy significativas en su vida que aún no las ha superado". Sin embargo, es importante saber -añade la experta- que "la pérdida de un hijo no se supera sino que se integra como algo más en tu vida y se va aceptando poco a poco. Y se puede puede volver a ser feliz, aunque sea de otra manera, pero feliz, pero para ello hay que hacer un camino que ella aún no ha hecho".
Y dentro de todas cosas o de todos esos factores -continúa esta profesional- a los que una persona se agarra para aceptar y 'superar' es pérdida, y volver a andar de nuevo, es la espiritualidad: "Pero no en forma de fe o de religión sino teniendo en cuenta el sentido de la vida. Esto es: 'la vida tiene sentido para mí' y vuelvo de nuevo a encontrar o intentar encontrar esas emociones que me hacen estar bien".
Y de este modo, puede que dentro de ese volver a buscar sentido a la vida y dentro de que además, la ciencia me brinda la oportunidad de ser madre de nuevo (porque sin la ciencia no podría ser madre, porque tiene 68 años) -explica la experta- y vuelvo a querer sentir esas emociones que ya sentí antes, porque tener un hijo, conlleva sin duda, todo un ciclón de emociones. Pero la pregunta es: ¿hasta qué punto es ético? Porque lo que está claro es que "las necesidades de los adultos no pueden estar nunca por delante de las de los menores", asegura contundente Álava.
Porque sin duda, insiste esta experta, "es muy peligroso para la menor, porque su madre tiene 68 años, está en el tiempo de ser abuela, y los menores tienen una necesidades, unos cuidados y sobre todo unos referentes que en este caso será complicado que ocurran, por mucha fuerza que pensemos que tenemos para criar y cuidar a un hijo. Porque cuando esa niña sea una adolescente de 15 años, la madre tendrá más de 80 años. Por eso es importante proteger a los menores y no anteponer las necesidades nunca, por delante, de los adultos".
Cecilia Martín, psicóloga: "Es un error, el duelo no está resuelto"
"Realmente, tener una hija con 68 años denota -en este caso de Ana Obregón- un duelo no resuelto", asegura por su parte Cecilia Martín, psicóloga y codirectora del Instituto de Psicología Psicode. Y superar el duelo de un hijo se puede hacer", explica la experta, aunque no sea como pensamos.
"Superar un duelo supone aceptar la pérdida y reconstruir tu vida. Incluso, cambiar tu identidad. Y Ana Obregón parece que quiere seguir anclada a su identidad de madre, cuando eso de alguna forma ya lo ha perdido. Superar implica aprender a vivir sin esa persona, y mirar de otra forma el mundo y a ti misma; es como un proceso de reconversión, que ella aún no ha hecho", coincide también esta profesional.
Realmente -continúa esta experta- no acepta la pérdida de su hijo, pero tampoco acepta la edad que tiene ni siquiera la energía que tiene ahora que no es la que se necesita para criar a un hijo. Porque no es lo mismo la crianza de una abuela que la de una madre. "Probablemente, pensará que no tiene el ritmo laboral que tenía antes cuando fue madre por vez primera, que ahora tiene más tiempo, pero la energía no es la misma que la que tenía entonces. Y lo que es peor, probablemente piensa que teniendo esta niña va a poder superar el duelo y no un duelo no se supera así", afirma.
También es importante tener en cuenta el poder de los recuerdos, que puede inundarlo todo. Y puede poner nuestro mundo patas arriba. Y en este sentido y según explica la psicóloga, "la nostalgia que es una emoción que nos recuerda lo que tuvimos y ya no tenemos, esa sensación de tristeza pero a la vez de alegría porque los recuerdos nos traen emociones positivas y hace que queramos volver a vivir aquellas etapas que nos hicieron felices. Por lo que en este caso Ana Obregón puede querer sentir de nuevo esas vivencias de cuando vio crecer a su hijo, de toda esa etapa que vivió con su hijo hasta que murió".
Pero sin duda, "el error que está cometiendo Ana Obregón es que nadie puede sustituir la vida de otra persona", asegura Martín. Y esta nueva maternidad no va a ser igual, para nada. "Con el paso del tiempo, nuestro cerebro va recordando todo lo bueno y nos quedamos solo con recuerdos positivos. Y ella probablemente, solo recuerdo la positivo de ser madre y no todo lo que conlleva tener un hijo. Puede que toda la historia de la vida de su hijo de alguna forma está sesgada".
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Pero además, tampoco está pensando en la bebé y "tendría que haber pensado también en ella, en los cuidados y en las necesidades que necesita y en que, simplemente por edad, va a perder a su madre siendo muy joven", concluye.