Los niños/as se enfadan de vez en cuando, desobedecen a veces y no siempre se portan como queremos. Pero cuando estas conductas están de forma permanente y por costumbre, podíamos estar ante un problema llamado trastorno negativista desafiante (TND), un trastorno del comportamiento que se da en la población infantil.

"Se manifiesta como conductas de desobediencia hacia los padres, profesores, sus iguales u otros adultos así como en otros problemas de comportamiento graves. Y siempre, los niños/as con negativista desafiante tienen este tipo de comportamientos, de forma regular (no de forma ocasional", explica a laSexta.com Teresa Terreros Roncal, psicóloga especializada en terapia cognitivo-conductual en niños y adolescentes del Instituto Psicológico Cláritas y experta en trastorno negativista desafiante.

De forma global, se estima que alrededor del 4,2% de los niños/as pueden experimentar sintomatología compatible con el trastorno negativista desafiante, por lo menos en algún momento de sus vidas. Así, lo signos o síntomas más frecuentes de este trastorno serían:

  • Enfados y rabietas frecuentes debido a una baja tolerancia a la frustración y poca paciencia frente a situaciones que podrían ser consideradas normales.
  • Tienden a ser provocadores buscando desafiar y discutir con sus figuras de autoridad diciendo "no" o negándose a cumplir tareas sin una razón aparente.
  • Buscan constantemente molestar a las personas de su alrededor.
  • No se responsabilizan de sus actos culpando a otros de ellos y eso hace que no puedan reconocer sus errores.
  • Presentan actitudes de irritabilidad y resentimiento.
  • Aparecen con frecuencia las mentiras.

Cómo tratar el trastorno negativista desafiante (sí, tiene solución)

Como la gran mayoría de los trastornos del comportamiento, más aún en la infancia, sí tienen solución y tratamiento: "Hay que realizar una intervención temprana para que puedan aprender a controlar y reducir sus síntomas pronto y así llegar a una mejora significativa en su funcionamiento y calidad de vida", explica Terreros.

Para tratarlo sería importante "realizar una intervención integral pidiendo ayuda a un profesional de la salud mental que coordine la colaboración de la familia y el centro escolar si fuera necesario", añade la experta. Y para este trastorno "la eficacia de la terapia cognitiva-conductual es clave: una terapia se centrará en enseñar al menor estrategias de afrontamiento frente a su malestar así como potenciar las habilidades sociales reforzando un comportamiento positivo".

En el trastorno negativista desafiante, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado su eficacia: una terapia que se centra en enseñar al menor estrategias de afrontamiento y a potenciar las habilidades sociales

Teresa Terreros, psicóloga

La clave reside también en la familia, por lo que esta terapia habría que combinarla con una terapia familiar. "De este modo, se haría también una intervención en la mejora de las dinámicas familiares, la comunicación y la gestión de las conductas disruptivas que se den en el hogar", añade Terreros.

Igualmente, hay que tener también, muy en cuenta, la colaboración con la escuela, otro de los agentes claves en la vida de los pequeños/as. "De esta manera podemos garantizar que el niño reciba el apoyo necesario en el entorno escolar e implantar si fueran necesarias adaptaciones dentro del aula", explica.

No obstante, no podemos pensar que la terapia sólo durará unos días, debemos ser conscientes de que "es un proceso que lleva un tiempo y cuyo pronóstico en cada niño/a será diferente. "Pero si se aplica el tratamiento adecuado, lo normal es que el niño pueda aprender a controlar su comportamiento desafiante. Una detección a tiempo es fundamental para un tratamiento exitoso".

Cómo pueden ayudar las familias: 5 consejos para padres y madres

La maternidad y paternidad no viene con un libro de instrucciones debajo del brazo, y más aún cuando en situaciones o trastornos de este tipo. En concreto, en el trastorno negativista desafiante es importante conocer todo lo que conlleva y tener de antemano toda la información necesaria. "De esta manera, los padres/madres se pueden preparar frente a las conductas de sus hijos/as y prevenir ciertos daños", explica Terreros que a continuación nos ofrece 5 consejos para ayudar a las familias:

  • Establecer límites claros es esencial para poder poner consecuencias a las conductas disruptivas del pequeño/a. Hay que fijar esos límites, explicarlos y hablar de las consecuencias. Es fundamental ser, dentro de lo posible, consistente en el cumplimiento de las reglas, siendo firmes y coherentes.
  • Muchas veces, en estas situaciones, se tiene que destacar lo negativo. Por ello, es aconsejable reforzar y señalar las cosas positivas que haga el niño. De esta manera estamos favoreciendo su motivación para comportarse de una manera adecuada haciéndole ver que consigue atención haciendo cosas buenas.
  • Crear un ambiente de escucha activa, encontrar momentos para hablar sobre sentimientos y preocupaciones ayudando así a reducir su frustración y a mejorar la comunicación. Así conseguiremos rebajar la tensión y hacerle ver que tiene apoyo. Además, fomentamos también el diálogo y la cooperación.
  • Dentro de lo posible sería recomendable evitar las situaciones de confrontación, ayudando a calmar al menor si en algún momento vemos que su malestar aumenta. Y aquí, podéis introducir técnicas de relajación como la respiración.

Y por último, no debemos olvidarnos como familiar de buscar nuestros momentos de autocuidado: "Abordar esta situación puede generar mucho estrés y malestar, por ello es importante sacar tiempo para descansar, relajarse y cuidar las propias necesidades físicas y emocionales", concluye la psicóloga.