Querer alejar a los niños/as de las redes sociales, de Internet y en general del mundo virtual es una utopía que sólo alcanzan muy pocos, por no decir (casi) nadie. Los datos no dejan lugar a dudas y es que al fin, la realidad se impone a nuestros deseos o pretensiones como adultos, padres/madres y familiares. Nuestros niños y niñas viven exactamente en el mismo mundo que nosotros y los móviles y las redes sociales son algo omnipresentes en nuestro día a día.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 85 % de los niños de 10 años usa el ordenador, casi un 90% utiliza internet y un 45% el teléfono móvil. Dos años antes de llegar al instituto. A los 15 años estas cifras alcanzan el 100%.
Y es que los modelos con los que nos hemos educado y las normas y límites que nos impusieron se vislumbran difíciles de trasladar a una generación que ha nacido con un móvil debajo del brazo. Es por ello que nos ha tocado transformarnos digitalmente y padres, madres, familiares y profesores debemos abordar un cambio profundo en nuestro rol como educadores para evitarles problemas de salud como adicciones o trastornos de alimentación, incluso en cómo se ven ellos/as mismos y cómo influyen en su autoestima .
"Si hay algo que está cambiando enormemente gracias a las últimas innovaciones digitales es la educación y debemos aprender nuevas habilidades para ser un educador digital responsable", tal como afirma Eva Bailén, ingeniera en telecomunicación, profesora y madre, quien consciente de todo esto nos ayuda a educar a nuestros hijos en el mundo virtual en reciente libro publicado 'Conectados y empoderados' ¿La tecnología como aliada educativa? (Plataforma Actual).
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"Es importante elegir sabiamente la educación de tus hijos en la era de Internet", añade a esta profesional, quién mantiene como "fundamental" educar a nuestros hijos/as en el mundo virtual, al igual que lo hacemos en otras facetas de su vida. Tal como aconseja a laSexta.com, uno de los motivos para hacerlo es el impacto emocional que tienen las redes sociales en nuestros pequeños.
"Estas están diseñadas para apelar a las emociones humanas y presentan una realidad a menudo distorsionada. Los adultos curiosamente tendemos a mostrar solo momentos felices, lo que puede generar percepciones erróneas y presión social en los demás", sostiene la profesional.
Las redes sociales estas están diseñadas para apelar a las emociones humanas y presentan una realidad a menudo distorsionada. Los adultos tendemos a mostrar solo momentos felices, lo que puede generar percepciones erróneas y presión social en los demás
Mientras que, por su parte, "los adolescentes a menudo comparten sus emociones más dolorosas, pero solo entre ellos, sin incluir a los adultos, lo que puede producir aislamiento emocional y falta de apoyo cuando más lo necesitan. Es vital que los padres y madres comprendan estas dinámicas y enseñen a sus hijos a navegar por ellas, identificando y gestionando las emociones que surgen en estas interacciones".
También es importante conocer que actualmente, "los adolescentes están formando su identidad en un espacio donde lo que publican puede tener repercusiones a largo plazo. La identidad digital de una persona se compone de todo lo que se puede encontrar sobre ella en línea, lo cual incluye fotos, comentarios, y la interacción con otros.
Es por ello que "los padres/madres deben educar a sus hijos sobre cómo sus acciones en línea pueden afectar a su reputación e incluso a oportunidades futuras, como en la búsqueda de un empleo y enseñarles a cómo proteger su información personal y evitar contactos peligrosos o acceder y difundir contenidos inapropiados, ya que las redes sociales pueden ser puertas de entrada a riesgos nada desdeñables, como el ciberacoso o el grooming", refiere Balién.
Las 3 claves para acompañarlos en su educación digital
Para hacer frente a todo esto, es importante tener en cuenta estas tres claves, consejos o recomendaciones. Tal como nos explica Bailén.
1. Establecer límites
Es algo crucial por muchos motivos y es que "un uso descontrolado de la tecnología puede llevar a varios problemas, como las tecnoadicciones, los trastornos del sueño y otros problemas de salud mental asociados con la ansiedad y la falta de descanso", explica la experta. Por lo que es "evidente la necesidad de un enfoque crítico y regulado en el uso de los móviles para prevenir consecuencias negativas".
De este modo, es fundamental acordar cuándo y cómo se usan los dispositivos. "Se deben establecer límites tanto temporales (cuánto tiempo y en qué momentos del día se puede usar la tecnología) como espaciales (en qué lugares de la casa se pueden usar los dispositivos). Esto ayuda a los niños a desarrollar el sentido de la responsabilidad en el manejo del móvil y a controlar mejor los comportamientos impulsivos", sostiene Bailén.
2. Dar ejemplo o educar por modelado
"Se aprende más por modelado que por modelaje", afirma Bailén. Esto es, "los adultos debemos ser modelos de comportamiento responsable frente a la tecnología", ya que "no es coherente pedir a los niños que no usen sus móviles durante la cena, por ejemplo, si los adultos no pueden despegar la vista de sus propios dispositivos. Los límites deben empezar por los adultos, quienes debemos demostrar un uso equilibrado y consciente de la tecnología".
Así y relacionado con lo anterior, es importante que "tanto adultos como niños deben cumplir reglas específicas sobre cuándo y dónde es apropiado usar dispositivos electrónicos. Los dispositivos no deben usarse durante las comidas, antes de dormir, ni como primera actividad al despertar. Si tomamos control de nuestros impulsos a la hora de utilizar el móvil, y damos ejemplo estaremos haciendo un buen ejercicio de poner límites, empezando por nosotros mismos".
3. Supervisión activa y acompañamiento
Es otra de las claves más importantes: supervisar el uso de la tecnología. "Si hemos establecido un límite espacial claro, ocurrirá principalmente en los espacios comunes de la casa, para evitar así el uso en solitario en las habitaciones privadas donde es más difícil monitorizar y controlar la actividad digital".
No obstante, también una buena idea es fomentar la realización de actividades sin pantallas: "Debemos motivar a los niños a participar en actividades que no involucren tecnología, como pueden ser deportes, lectura o juegos al aire libre, para desarrollar un equilibrio entre la vida digital y la vida real".
Consejos prácticos: participa en la vida digital de tus hijos/as
- Mantener una comunicación abierta con los hijos sobre sus experiencias en línea y animarles a compartir sus preocupaciones y lo que encuentran en la red.
- Conversar de manera regular sobre la seguridad y la ética digital, lo cual incluye enseñar a los niños cómo y por qué deberían mantener privadas su información personal.
- Participar junto a los hijos en el uso de redes sociales para comprender mejor su entorno digital y poder ofrecer orientación y apoyo.
- Establecer reglas claras incluso contratos, como ya hemos comentado la firma de "contrato familiar" para establecer expectativas claras respecto al uso de dispositivos y redes sociales, incluyendo consecuencias específicas por incumplimiento.
- Animar a los hijos a realizar periodos de desintoxicación digital para reducir la dependencia de las redes sociales y fomentar actividades fuera de línea.
Y sobre todo y por último, Bailén finaliza que la clave es al fin y al cabo, "acompañar y participar en la vida digital de los hijos, al igual que en lo hacemos en su educación académica y social, para asegurar que desarrollen habilidades y hábitos saludables también en lo digital, que les servirán a lo largo de toda la vida".