José Rodrigues dos Santos
Traducción: Virginia López
Editorial: Espasa
Año de publicación original: 2025
Imagina que al abrir este libro te encuentras, en lugar de capítulos, dos relojes cuyas agujas avanzan en sincronía inversa: el primero nos muestra una carrera contrarreloj para rescatar a María Flor, una mujer portuguesa secuestrada en la ciudad india de Amritsar por unos individuos de identidad desconocida. El segundo refleja la historia de otra mujer secuestrada, Madina, y el porqué es tan relevante como para que todo el gobierno chino vaya tras ella.
Así arranca La mujer del Dragón Rojo, un thriller vertiginoso en el que José Rodrigues dos Santos, comparado en su país con Dan Brown y Arturo Pérez-Reverte, teje con suma habilidad dos impulsos narrativos que laten al unísono hasta explotar al final.
Dos historias y un destino
Desde ese prólogo donde las dos mujeres intentan huir sin éxito de sus captores, la novela conduce a Tomás Noronha, el marido de María Flor, por un laberinto de bazares indios, laboratorios ultrasecretos de la CIA y pasillos subterráneos marcados por mensajes cifrados.
La estructura de episodios alternos no es un simple artificio estilístico, sino la columna vertebral de la novela
En paralelo, los capítulos alternos nos sumergen en la pesadilla cotidiana de Madina, joven ingeniera uigur —minoría étnica cuyo territorio China anexionó de forma masiva tras la Segunda Guerra Mundial— que se resiste a las confesiones forzadas en los campos de detención chinos y que se inspira en testimonios reales.
Esa alternancia constante —un rescate desesperado y un drama humano que duele en cada página— aporta a la tensión un ritmo implacable y un trasfondo de denuncia social que está presente muy a menudo.
Thriller repleto de adrenalina
El poder del relato no reside solo en el impulso cinematográfico de su acción. De hecho, es que a veces parece el guion de un thriller adrenalínico. Reside en el contraste emocional que surge al pasar de la urgente carrera de Noronha al silencio cortante de Madina.
Mientras él descubre la doctrina que el régimen chino emplea para ocultar sus ambiciones y pone al descubierto sus intenciones, el relato de ella ofrece retazos casi olvidados de memoria donde su infancia, su brillante formación en Pekín y la brutal arbitrariedad del poder se funden en un testimonio desgarrador. Así, pasamos sin solución de continuidad de la adrenalina de un tiroteo en un callejón indio al nudo en la garganta que provocan los relatos recogidos de los campos de internamiento.
Es un crescendo narrativo donde confluyen geopolítica, espionaje y derechos humanos
Esta estructura de episodios alternos no es un simple artificio estilístico, sino la columna vertebral de la novela. Gracias a ella, cada pista que Noronha descifra y cada traición que sufre Madina empujan la trama hacia adelante con la fuerza de un puzle cuya última pieza llega a encajar en el desenlace. El resultado es un crescendo narrativo donde geopolítica, espionaje y derechos humanos confluyen para ofrecer una experiencia de lectura tan vertiginosa como profunda.
Un autor pedagógico
José Rodrigues dos Santos aporta a su vigésimo quinta novela la solvencia de un estilo que perfeccionó en las corresponsalías de la BBC o la CNN. Quienes disfrutaron de la densidad filosófica y el ritmo implacable de El secreto de Spinoza, reconocerán aquí una misma capacidad para convertir ideas complejas en puro combustible narrativo.
Quienes disfrutaron de 'El secreto de Spinoza' reconocerán aquí una misma capacidad para convertir ideas complejas en combustible narrativo
Aquel libro se puso a la venta en 13 países de forma simultánea —casi nada—. Su pluma pedagógica, siempre al servicio de la tensión, consigue que temas tan arduos como la bioética y la estrategia de la Nueva Ruta de la Seda se digieran con la emoción de un thriller sin respiro. Y tampoco podemos obviar que Tomás Noronha ha salido ya en varias de sus anteriores obras. Nada menos que en doce de sus veinticinco novelas.
Al cerrar La mujer del Dragón Rojo retenemos la urgencia de no olvidar las realidades que inspiran la ficción. Esta novela demuestra, una vez más, el talento de Rodrigues dos Santos para alumbrar las sombras del mundo con la potencia de la palabra.
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