El caso de la familia Agraz ha conmocionado México, después de que Mireya Agraz haya matado a su hijo de 9 años y a sus hijas, dos gemelas de seis. La mujer utilizó veneno disfrazado de medicamento.

Posteriormente, la mujer también se suicidó consumiendo el veneno junto a su padre, con quien había pactado lo sucedido. Fue un familiar quien encontró los cuerpos de los fallecidos en la vivienda junto a la abuela, que se encontraba inconsciente y fue trasladada al hospital.

Mireya había denunciado que su esposo, Leopoldo Olvera, abusó de su hija en 2016. Sin embargo, al igual que las otras dos demandas que inició en 2011 y 2014, ésta fue descartada.

El padre había solicitado exámenes psicológicos para su mujer porque aseguraba que no era apta para el cuidado de sus hijos, puesto que ya había intentado quitarse la vida en 2006.

En México, los niños que pueden haber sido víctima de abusos se someten a la prueba de Botsy, un muñeco virtual que interactúa con los niños y detecta, mediante un diálogo, si hubo o no abuso sexual.

Los dos niños se sometieron a esta prueba, que afirmó que no habían sido víctimas de los abusos denunciados por la madre. Sin embargo, una de las niñas afirmó que su padre le pidió mentir a Mireya. "Papá no me chupó. Sólo era una broma para mi mamá. La broma era para fingir que sí lo hacía", le dijo la niña al robot.