A los 51 años Ana recibió en su casa el test de sangre oculta en heces. Le dio positivo, le hicieron una colonoscopia y encontraron un tumor. Su diagnóstico precoz fue fundamental. "Yo le debo la vida a la campaña".

Pedro Mari también se hizo el test y dio positivo. "No era un tumor benigno sino maligno con toda la mala pinta", explica. Pedro es rotundo: vive gracias a la detección precoz a través del test.

Ana y Pedro son vascos, una de las únicas cuatro comunidades en las que el test de sangre oculta en heces está implantado al 100% en la población de riesgo: de 50 a 69 años. Se trata de una prueba sencilla y que cuesta tan sólo dos euros.

Por eso piden que sea obligatoria en todas las comunidades cuanto antes y que así, el riesgo de sufrir cáncer no dependa de donde vives. La supervivencia en la fase inicial de la enfermedad supera el 90%, por lo que detección precoz es vital.