Soledad y Antonio son solo un ejemplo de las 31 familias de ancianos que viven en la Colonia Banesto de alquiler vitalicio. Han pasado 50 años desde que viven ahí, pero la diferencia que entonces el terreno no valía nada y ahora vale millones de euros. Aunque los vale sin los vecinos dentro.

Metrovacesa negocia con los que resisten, pero los recuerdos no lo ponen fácil y los afectados denuncian que de dentro de la negociación se les ha colado 'un poquito' de acoso inmobiliario, que está tipificado en el código penal "en los artículos 172.1 y 173.1", como explica el abogado Miguel Noriega.

Según estos artículos, sería delito si se demostrase que reciben coacciones que les impide el disfrute de la vivienda o que sufren actos humillantes con objeto de impedir el disfrute de la misma.

Según cuentan, primero recibieron un burofax diciéndoles que el 31 de enero tenían que dejar sus casas. Después, dejaron de pasarles los recibos del alquiler o del agua. Y lo más llamativo, ahora hay destrozos en 14 de los 16 pisos de un bloque convertido en insalubre y ruinoso.

Metrovacesa echó abajo puertas y tabiques de agua para alejar okupas, que a pesar de todo, han conseguido entrar en otras dos viviendas y que generan intranquilidad a los vecinos. Metrovacesa, por su parte, niega el acoso.