Los tunecinos conmemoran el séptimo aniversario de la revolución que acabó con la dictadura y desató las 'primaveras árabes', asfixiados por los mismos problemas económicos que desencadenaron la revuelta y movilizados de nuevo en las calles.

Las manifestaciones, huelgas y protestas sociales se repiten sin cesar desde hace más de un año, pero se han recrudecido con la entrada en vigor de los nuevos presupuestos generales del Estado, caracterizados por los recortes y la austeridad.

El martes pasado tomaron, además, un cariz violento después de que se conociera la muerte de un hombre de 55 años en la ciudad de Tebourna, víctima al parecer de la acción violenta de las fuerzas de seguridad.

Desde entonces, las noches se han llenado de vándalos que han atacado edificios públicos y saqueado comercios, y los días de jóvenes manifestantes pacíficos que reclaman al Gobierno políticas distintas.

En su represión, las fuerzas de seguridad han arrestado a 800 personas en una campaña de intimidación que han denunciado diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos.

"No vamos a ceder, digan lo que digan. El Gobierno va a ver la verdadera cara y la determinación del pueblo tunecino, de sus jóvenes, y del resto", ha declarado Ayoub Jaoudadi, portavoz del colectivo 'No olvidamos, no perdonamos' y de la plataforma 'Fesh nastanneu?' ('¿A qué esperamos?'), motor de la renovada protesta.

En este ambiente de enfrentamiento político, despliegue policial, desencanto popular y frustración, se espera que cientos de miles de tunecinos desfilen por la emblemática avenida Habib Bourguiba, en el centro de la capital, y en otras ciudades del país en medio de un gran despliegue de cuerpos de seguridad.