El conflicto entre Israel y Palestina vuelve a las portadas por la condena de la ONU a los asentamientos israelíes en Cisjordania. Una ocupación que dura ya 50 años y que impide, de facto, la solución al conflicto pactada por la comunidad internacional.

Teóricamente deberían crearse dos estados: el israelí y el palestino, formado por Gaza y Cisjordania, respetando las fronteras que existían en 1967. Ese año Israel invadió los territorios palestinos y nunca ha llegado a retirarse totalmente. Cinco décadas después siguen controlando el 60% de Cisjordania y han construido más de 200 asentamientos por todo el territorio en los que viven 600.000 colonos judíos. Alrededor, han erigido un muro de siete metros de altura que no respeta las fronteras reconocidas internacionalmente.

"Esos asentamientos dificultan el día a día de los palestinos porque conllevan la construcción de carreteras de circunvalación de 'checkpoints' o puestos de control israelíes", explica Ignacio Álvarez Ossorio, coordinador de Oriente Medio en la Fundación Alternativa. Los palestinos tardan horas en atravesarlos y tienen que hacer cola de madrugada para poder llegar a sus trabajos. "Salí de casa a las dos de la mañana y entro a trabajar a las seis. Siempre es igual", detalla uno de ellos.

Para ir de un punto a otro de Cisjordania tienen que atravesar varios 'checkpoints', y en cada uno tienen que esperar. A ellos les lleva horas hacer un trayecto que un colono tarda en completar apenas 30 minutos. Los asentamientos son ilegales pero Israel los sigue construyendo.

"Se remonta a los tiempos bíblicos. Dicen que tienen un derecho divino a la colonización de esos territorios, que el Derecho Internacional nunca va estar por encima de las leyes divinas", declara Álvarez Ossorio. Una ocupación que retrasa la resolución de un conflicto que parece no tener fin.