5 ciudades perfectas en Europa para iniciarse en el arte de viajar solo

Son muchas las razones por las que una persona puede empezar a plantearse que necesita viajar sola. Quizá necesite desconectar verdaderamente, o tal vez quiera probar una nueva experiencia, o a lo mejor necesita hacer un tipo de viaje que no puede hacer en compañía de las personas que conoce. En cualquier caso, cada vez son más los que se lanzan a ello y también cada vez son más los que se lo plantean.

Pero hemos de decir que no es fácil tomar la decisión. Cuando la idea nos da vueltas en la cabeza, es lógico pensar muchas cosas que pueden echarnos atrás. Desde estas líneas, os aconsejamos algo: si tenéis ganas, aunque tengáis miedo, ¡hacedlo! Es una experiencia perfecta para conocerse más a uno mismo y para disfrutar de una manera diferente. Para ayudaros a dar el paso, os proponemos cinco ciudades europeas, y cercanas, que son perfectas para este tipo de aventura.

Bruselas (Bélgica). Es una de las ciudades más internacionales del mundo en un sentido: vas a tener la sensación de estar rodeada de personas de todas las nacionalidades. Bruselas es la capital de Europa por excelencia y además de encontrar un buen número de cosas que hacer seguramente te sentirás bien rodeado en todo momento. Es segura y acogedora.

Dublín (Irlanda). Hablando de ciudades acogedoras: Dublín. El carácter de los irlandeses es -en líneas generales y siempre con excepciones, desde luego- amable y agradable, por lo que es raro que te encuentres con un mal trato en los lugares que visites en la capital del país. Dublín es una ciudad de dimensiones pequeñas y muy bondadosa con el turista. Es fácil que consigas hacer amigos si sales un sábado por la noche a cualquier pub típico de Irlanda.

Edimburgo (Escocia). Aunque el acento de los escoceses puede ser difícil, en la capital no es tan cerrado como si decidimos subir a las Highlands y además es una buena manera de poner a prueba nuestro inglés. Por lo demás, Edimburgo es una ciudad perfecta para perderse unos cuantos días en soledad, pues sus calles atrapan a los turistas y sus habitantes son de lo más agradables. El acento escocés puede ser difícil, pero su carácter no. Y siempre tenemos la posibilidad de coger un autobús y descubrir pueblos cercanos que merecen mucho la pena, como North Berwick, al este de la ciudad.

Florencia (Italia). Dicen que los italianos y los españoles somos primos-hermanos, y es un poco cierto. Por eso, es fácil que en Italia nos sintamos como en casa, y eso siempre es un plus si quieres empezar a viajar solo. Además, el país vecino cuenta con una ciudad perfecta para iniciarte en este arte: Florencia. En Florencia es imposible aburrirse, porque siempre hay algo que ver, algo que hacer, un lugar que visitar. Te mantendrás ocupado constantemente, y maravillado.

Por último, Oporto (Portugal). Más cercana que las anteriormente mencionadas y con el mismo carácter agradable que las ciudades que la preceden en esta lista. Oporto es una ciudad pequeña en la que se vive bien como turista: tiene lugares que visitar, está preparada para recibir a los de fuera, es asequible y además se come bien. El idioma no es un problema, porque somos capaces de entendernos por las similitudes en nuestra lengua. Un lugar bonito en el que descansar y también en el que encontrar mucha vida.