TE LO CONTAMOS
El pueblo de Ourense que guarda un monasterio conocido como "El Escorial gallego"
Galicia acoge cientos de paisajes que se funden con joyas arquitectónicas de siglos de antigüedad, creando escenarios que rozan lo idílico. Hoy te hablamos del monasterio situado en la aldea gallega de Oseira. Te lo contamos.

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En Galicia podemos encontrar muchos lugares que recuerdan a otros sin necesidad de salir de la propia comunidad. Tenemos, por ejemplo, la "Venecia gallega" en el pueblo de Redes o, como en este caso, el "Escorial gallego" en Oseira.
El monasterio que muchos conocen como "El Escorial gallego" se encuentra en una pequeña aldea llamada Oseira, perteneciente al municipio de San Cristovo de Cea, en el corazón de la provincia de Ourense. Este rincón aislado y profundamente rural está rodeado de montes, prados y bosques que conforman un valle estrecho y silencioso: el escenario perfecto para la construcción de un monasterio cisterciense, cuyo ideal siempre fue la distancia respecto a la vida cotidiana y la búsqueda de un espacio propicio para la oración, el trabajo interior y la vida comunitaria.
La aldea de Oseira mantiene una población muy reducida, algo habitual en el rural gallego, y conserva una arquitectura tradicional basada en casas de piedra, hórreos y pequeñas explotaciones agrícolas. La presencia del monasterio marca de forma decisiva la identidad del lugar, tanto en lo económico como en lo estético, convirtiéndose en el auténtico corazón cultural e histórico del valle.
El Monasterio de Santa María de Oseira
Es uno de los conjuntos monásticos más imponentes de Galicia. Fundado en el siglo XII por monjes del Císter, llegó a ser un importante centro espiritual y económico hasta la desamortización del siglo XIX, que provocó su abandono temporal. Un siglo después, la comunidad regresó para restaurarlo y recuperar su esplendor.
Arquitectónicamente es una magnífica fusión de románico y gótico, con espacios de gran sobriedad que reflejan la vida humilde y austera de los monjes. Entre sus joyas destaca la Sala Capitular, considerada una de las más bellas del románico cisterciense: bóvedas de crucería primitiva, columnas robustas y capiteles decorados con motivos vegetales crean un ambiente solemne y ligero a la vez. A ella se suman el Claustro de los Pináculos, de estilo renacentista, y las numerosas dependencias monásticas (dormitorios, cocina, refectorio y biblioteca) que aún hoy dan vida a la comunidad.
El monasterio continúa habitado y puede visitarse en horarios establecidos. Su silencio, su acústica natural y la monumentalidad de la piedra convierten este lugar en un auténtico remanso de paz, capaz de atraer a peregrinos, viajeros culturales y amantes de la historia.
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