SALUD

Tanorexia: cuando el bronceado se convierte en una adicción

La tanorexia es un trastorno poco conocido pero cada vez más común. El deseo constante de estar bronceado puede convertirse en una adicción peligrosa.

Cuerpo bronceado

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La presión social por cumplir ciertos cánones de belleza ha llevado a algunas personas a obsesionarse con el tono de su piel. En este contexto aparece la tanorexia, un trastorno que consiste en la necesidad compulsiva de estar bronceado, ya sea a través de la exposición solar o del uso de cabinas de rayos UVA.

Aunque broncearse con moderación puede tener beneficios, como la síntesis de vitamina D o la mejora del ánimo, hacerlo de forma excesiva y sin protección supone un riesgo real. La exposición prolongada a los rayos ultravioleta puede provocar envejecimiento prematuro, quemaduras e incluso cáncer de piel.

Autobronceador
Autobronceador | Pexels

La tanorexia suele estar relacionada con baja autoestima, presión estética y una percepción distorsionada del propio cuerpo. El bronceado puede generar sensaciones placenteras debido a la liberación de endorfinas, lo que alimenta la dependencia. Esto puede llevar a conductas obsesivas y abandono de otras actividades cotidianas.

Entre los síntomas destacan el deseo constante de bronceado, malestar si no se consigue, ansiedad, uso excesivo de maquillaje y distorsión del color real de la piel. Además, puede coexistir con trastornos como la dismorfia corporal, la ansiedad o la depresión.

El tratamiento pasa por terapia psicológica, especialmente cognitivo-conductual, y por el refuerzo de hábitos saludables. Actividades como el ejercicio físico, el contacto con la naturaleza o la alimentación consciente ayudan a mejorar la autoestima y a romper con el ciclo adictivo.

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