CON LETRA PEQUEÑA

Las personas nocturnas tienen hábitos menos saludables

El estudio, realizado entre más de 60.000 voluntarios, señala que tienen más probabilidades de fumar, dormir mal y un riesgo mayor de desarrollar diabetes. Pero hay letra pequeña.

Persona nocturna

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Hay decenas de factores que pueden afectar nuestro reloj biológico. Estudios previos señalan notables diferencias en el ritmo circadiano entre hombres y mujeres. Por ejemplo que puede proteger la salud cardíaca de mujeres o que es más rápido en ellas que en ellos, entre otras variables.

Ahora, un estudio publicado en Annals of Internal Medicine y realizado en más de 60.000 enfermeras de mediana edad encontró que aquellas con un cronotipo nocturno tenían más probabilidades de llevar un estilo de vida poco saludable, en particular fumar, dormir mal e inactividad física, y tenían un riesgo 72% mayor de desarrollar diabetes.

Los resultados se basan en el seguimiento de profesionales sanitarias entre 45 y 62 años de edad realizado entre 2009 y 2017. Los detalles muestran que las mujeres con un cronotipo nocturno, o una preferencia circadiana por sentirse enérgicos más tarde en el día, experimentaban un mayor riesgo de diabetes y eran más propensas a reportar comportamientos de estilo de vida poco saludables. como fumar, falta de sueño e inactividad física, en comparación con personas con cronotipo matutino. De hecho la asociación con la diabetes se mantuvo incluso después de ajustar todos los factores sociodemográficos y de estilo de vida.

El cronotipo, también conocido como preferencia circadiana, es una construcción determinada en parte genéticamente y se refiere a la inclinación a dormir más temprano o más tarde. Se estima que el 8% de la población tiene un cronotipo nocturno, que se ha relacionado con una mala regulación metabólica, un control glucémico alterado, trastornos metabólicos y una mayor incidencia y prevalencia de diabetes tipo 2. Sin embargo, las razones de la asociación observada entre el cronotipo nocturno y el mayor riesgo de diabetes no se comprenden bien aún.

El estudio fue liderado por científicos del Brigham and Women's Hospital y la Facultad de Medicina de Harvard y detectaron también que las personas con tendencia nocturna tenían un 54% más de probabilidades de tener un estilo de vida poco saludable que los participantes que informaron un cronotipo "definitivo de la mañana".

Eso sí, todo el estudio tiene lo que podríamos llamar letra pequeña: detalles que impiden generalizar sus resultados o extender a la población las conclusiones obtenidas.

Por ejemplo, los autores, liderados por Susan Redline, destacan que estos resultados se restringen a personas que no trabajaron recientemente en turnos nocturnos. Los horarios que afirman tener las voluntarias (todas mujeres) no han sido comprobados, simplemente fueron apuntados por ellas mismas. Así, el equipo de Redline añade en un comunicado que "se necesitan investigaciones futuras en otras poblaciones que aprovechen los determinantes genéticos del cronotipo para determinar si sus hallazgos son aplicables a hombres, grupos raciales o étnicos no blancos u otras clases socioeconómicas. Además, las diferencias generacionales en la dieta, el ejercicio y el peso corporal pueden limitar la aplicabilidad de sus hallazgos a las generaciones más jóvenes o mayores o a los tiempos actuales". En pocas palabras: el estudio se ha centrado solo en mujeres, de cierta edad, de un grupo étnico específico y solo de un país, Estados Unidos.

Un editorial adjunto escrito por científicos del Harvard Medical School destacan que varios factores, incluidos factores psicológicos, tipo de trabajo y posibles cambios en el cronotipo a lo largo de la vida, podrían confundir los resultados de este estudio. También añaden que los resultados sugieren que la desalineación circadiana debida a un desajuste entre el cronotipo y el horario de trabajo, en lugar del cronotipo, puede ser un mecanismo potencial para estos resultados.

Los autores sugieren que este estudio se suma a la creciente evidencia de que reasignar a los trabajadores con cronotipo vespertino a turnos nocturnos puede mejorar el sueño entre los trabajadores por turnos y mejorar su salud metabólica. Finalmente, señalan que estos resultados apuntan al beneficio potencial de desarrollar herramientas estandarizadas para evaluar el cronotipo regularmente a lo largo de la vida de una persona. Por si todo esto fuera poco, los autores advierten que la profesión, la educación y el nivel socioeconómico de los participantes del estudio pueden afectar los resultados.

¿Qué es lo interesante de este estudio? Se trata de un paso inicial para determinar el impacto a largo plazo de nuestros horarios laborales y la compatibilidad de estos con nuestro ritmo circadiano. También pone el acento en la diferencia entre la influencia de este cronotipo en hombres y en mujeres, algo que puede servir como prevención, al menos para ciertos colectivos profesionales.

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