ESTUDIO CIENTÍFICO

Si los extraterrestres exploran el espacio como nosotros, deberíamos buscar sus llamadas, no solo enviar las nuestras

"Los humanos estamos en una etapa temprana de nuestra exploración espacial, nuestras transmisiones a otros planetas no harán más que aumentar", señala un nuevo estudio.

Alineación de los planetas que permitirían que recibamos la señal desde otros "mundos"

Alineación de los planetas que permitirían que recibamos la señal desde otros "mundos"Zayna Sheikh

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Dejando de lado la ciencia ficción, el primer intento real de comunicarnos con una civilización tiene más de 50 años. Se trata de un mensaje enviado desde el Observatorio de Arecibo (Puerto Rico), en 1974. Desde este radiotelescopio se envió una señal hacia el cúmulo estelar Messier 13, a 25.000 años luz de nuestro planeta. El mensaje incluía información sobre la humanidad, nuestro sistema solar y nuestro ADN. Si bien no fue la primera transmisión enviada al espacio, sí fue la que inauguró nuestra intención explícita de comunicarnos con otra civilización.

Algo que no debería ser imposible... al menos en términos estadísticos: solo en la vía Láctea hay unos 40.000 millones de planetas en la zona habitable de su sistema. Por lo tanto, la lógica nos indica que debería haber alguien allí fuera, aunque nuestro mensaje no les haya llegado.

El problema es que quizás, solo quizás, lo hemos estado enfocando, hablando en términos astronómicos, desde el lado oculto de la luna: de modo erróneo. La pregunta no es por qué no responden nuestros mensajes, sino qué ocurre con los que ellos podrían haber enviado.

En un nuevo estudio, publicado en The Astrophysical Journal, científicos de Penn State y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, analizaron cuándo y dónde las transmisiones humanas desde el espacio profundo serían más detectables por un observador fuera de nuestro sistema solar y sugieren que los patrones que observan podrían utilizarse para guiar nuestra propia Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI por sus siglas en inglés). Básicamente, deberíamos aprender a escuchar, no solo a hablar.

"Los humanos nos comunicamos principalmente con las naves espaciales y sondas que hemos enviado para estudiar otros planetas como Marte – explica Pinchen Fan, líder del estudio, en un comunicado -. Los científicos de SETI a menudo buscan en el universo señales de tecnología pasada o presente, llamadas tecnofirmas, como evidencia de vida inteligente. Considerar la dirección y la frecuencia de nuestras señales más comunes nos da una idea de dónde deberíamos buscar para mejorar nuestras posibilidades de detectar estas tecnofirmas extraterrestres".

El equipo de Fan analizó los registros de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA, un sistema de instalaciones terrestres que permite la comunicación por radio bidireccional con objetos artificiales en el espacio, algo que nos permitiría (ahora sí) recibir información que otras civilizaciones pueden estar enviando.

"La Red de Espacio Profundo de la NASA proporciona el vínculo crucial entre la Tierra y sus misiones interplanetarias, como la nave espacial New Horizons, que ahora se encuentra en el espacio exterior, y el Telescopio Espacial James Webb - añade Joseph Lazio, coautor del estudio -. Nuestro equipo analizó los patrones temporales y espaciales de las transmisiones durante los últimos 20 años".

Los resultados del análisis mostraron que, si una inteligencia extraterrestre se encontrara en un lugar desde el que pudiera observar nuestro planeta, existe un 77% de probabilidad de que se encontrara en la trayectoria de una de nuestras transmisiones. Algo mucho más probable que lanzar una botella al espacio...

El problema es que esa botella siempre estaba en la superficie, nunca se sumergía. Nuestro sistema solar es bastante plano, con la mayoría de los planetas orbitando en una misma "línea". De modo que, la mayoría de las transmisiones DSN se produjeron a menos de 5 grados del plano orbital de la Tierra. En pocas palabras, si el sistema solar fuera un plato con todos los planetas y objetos sobre él, las transmisiones humanas tenderían a seguir la superficie, en lugar de elevarse en otros ángulos.

"Si pudiéramos observar la alineación con otro planeta del sistema solar, existe un 12% de probabilidad de que se encontraran en la trayectoria de nuestras transmisiones. Sin embargo, cuando no observan la alineación de un planeta, estas probabilidades son mínimas - afirma Fan -. Sin embargo, dado que apenas estamos empezando a detectar muchos exoplanetas en las últimas dos décadas, no conocemos muchos sistemas con dos o más exoplanetas en tránsito. El próximo lanzamiento del Telescopio Espacial Nancy Grace Roman de la NASA, nos permitirá detectar cien mil exoplanetas".

Los autores también calcularon que una transmisión DSN promedio podría detectarse a unos 23 años luz de distancia utilizando telescopios como los actuales. Así, centrar los esfuerzos en sistemas solares que se encuentran a menos de 23 años luz, y especialmente cuyo plano está alineado con el nuestro, podría mejorar nuestra búsqueda de inteligencia extraterrestre.

"Los humanos estamos en una etapa temprana de nuestra exploración espacial, y a medida que nos adentramos en nuestro sistema solar, nuestras transmisiones a otros planetas no harán más que aumentar – concluye Jason Wright, coautor del estudio -. Usando nuestras propias comunicaciones en el espacio profundo como base, cuantificamos cómo se podrían mejorar los futuros investigadores de inteligencia extraterrestre centrándose en sistemas con orientaciones y alineaciones planetarias particulares".

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