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PARA AHORRAR COSTES

Hibernar para viajar a Marte: la nueva estrategia de la ESA

La Agencia Espacial Europea va más allá de la ciencia ficción en su última propuesta.

Astronauta en el espacio

Astronauta en el espacioNiketh Vellanki para Unsplash

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Unos años atrás la Agencia Espacial Europea ya lo había anticipado: la posibilidad de llevar a los astronautas a un estado de hibernación podría ser la mejor manera de ahorrar costes de misión, reducir el tamaño de la nave espacial un tercio y mantener a la tripulación saludable en su camino a Marte. Ahora, una investigación, publicada en Neuroscience & Biobehavioral Reviews sugiere que la hibernación humana va más allá del ámbito de la ciencia ficción y puede convertirse en una técnica revolucionaria para los viajes espaciales. Y su objetivo es llevarla a la práctica cuando viajemos al planeta rojo.

Si tenemos en cuenta que nos enfrentamos a dos años de comida y agua para la tripulación, la hibernación tendría varias ventajas.

"Estamos hablando de 30 kg por astronauta por semana, y además de eso debemos considerar la radiación, así como los desafíos mentales y fisiológico – explica Jennifer Ngo-Anh, coordinadora de investigación y carga útil de Exploración Humana y Robótica de la ESA y una de las los autores del artículo que vincula la biología con la ingeniería en un comunicado. Disminuir la tasa metabólica de una tripulación en ruta a Marte al 25% del estado normal, reduciría drásticamente la cantidad de suministros y el tamaño del hábitat, haciendo más factible un viaje de larga duración.

La idea obviamente genera muchas preguntas ya que la hibernación no es natural para los humanos. El objetivo es imitar el letargo terapéutico, un estado de hibernación que se ha utilizado en hospitales desde la década de 1980: los médicos pueden inducir hipotermia para reducir el metabolismo durante cirugías largas y complejas. Sin embargo, no es una reducción activa de energía.

Los modelos animales también aportan importante información al respecto. Los animales hibernan para sobrevivir períodos de frío y escasez de alimentos o agua, reduciendo su frecuencia cardíaca, respiración y otras funciones vitales a una fracción de su vida normal, mientras que la temperatura corporal desciende cerca de la temperatura ambiente. En este sentido y pese a que hay muchos animales que hibernan, desde insectos hasta osos, estos últimos serían el modelo más cercano al humano. O al menos en el que nos podemos inspirar. Tienen una masa corporal similar a la nuestra y reducen su temperatura corporal solo unos pocos grados, un límite considerado seguro para los humanos. Pero antes del viaje, los astronautas necesitarían adquirir grasa corporal adicional antes de dormirse, igual que los osos.

Uno de los obstáculos a los que se enfrentan los expertos es el periodo de tiempo necesario. Los seis meses que hibernan los osos (un semestre de ayuno e inmovilidad), para un ser humano tendría como consecuencia una gran pérdida de fuerza muscular, densidad ósea y riesgo de insuficiencia cardíaca.

"Sin embargo, nuestros estudios demuestran que los osos salen de su guarida saludables en primavera con solo una pérdida marginal de masa muscular – explica Alexander Choukér, profesor de Medicina en la Universidad Ludwig Maximilians y coautor del estudio – . Solo les toma alrededor de 20 días volver a la normalidad. Esto nos enseña que la hibernación previene la atrofia muscular y ósea por desuso, y protege contra daño tisular".

¿Cómo serían estas “cuevas espaciales” para hibernar? Los autores del estudio sugieren que sean un entorno tranquilo con poca luz, baja temperatura (menos de 10 °C) y alta humedad. También deberían estar rodeadas de contenedores con agua que actúen como escudo contra la radiación. "La hibernación realmente ayudará a proteger a las personas de los efectos nocivos de la radiación durante los viajes al espacio – añade Choukér –. Lejos del campo magnético de la Tierra, las partículas de alta energía pueden provocar la muerte celular, daños al sistema cardíaco o cáncer".

El hábitat diseñado, junto a la ropa destinada a evitar cambios de temperatura por ejemplo, estaría plagado de sensores que medirían la postura, temperatura y frecuencia cardíaca entre otras variables y también estarían comunicados con el sistema de mando, que los despertaría ante cualquier problema. O las despertaría, porque de acuerdo con Choukér, las astronautas serían las candidatas ideales.

"El equilibrio muy específico y diferente de hormonas entre mujeres y hombres y su papel en la regulación del metabolismo sugiere que las mujeres podrían ser las candidatas más adecuadas", concluye este experto.

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