Los que ahora son jubilados en nuestro país, entraban a sus puestos de trabajo siendo conscientes de que era posible que pasaran toda la vida en la misma empresa. Tenían estabilidad laboral. Sin embargo, "esto ya forma parte del pasado". En este sentido, Antonio Maestre que los jóvenes "no se van a matar cuando son conscientes de que no hay nada que hacer en esa empresa" para la que entran a trabajar.

Este mismo verano, decenas de miles de empleos se han quedado sin cubrir, sobre todo, de camareros, algo que a la generación que no rechazaba el trabajo le ha costado entender. "Yo no miraba si el trabajo era malo o bueno. Si luego podía ir a otro mejor... Pero el que quiere trabajar no rechaza ningún trabajo", afirma un jubilado.

Sin embargo, los jóvenes no comparten esta opinión, y defienden que si no han aceptado algún trabajo ha sido por las "malas condiciones" que se ofrecen. "Cuando se habla de puestos sin cubrir, no es que los jóvenes no quieran cogerlos, o es que los 'pobres' no quieren trabajar sino vivir de paguitas y rentas. Lo que pasa es que se trata de sectores que rozan lo esclavista", defiende la periodista Ana-Iris Simón al respecto.