Con la República, los derechos de la mujer en España avanzaron. Por primera vez, se las vio guardar cola con una papeleta electoral en la mano para votar en las mismas condiciones que los hombres. Y así lo hicieron en las elecciones generales de 1933. Pero para conseguir este histórico logro, hay que remontarse dos años atras, a 1931, y viajar al Congreso de los Diputados. Porque en ese hemiciclo se dio el ya conocido debate entre Victoria Kent y Clara Campoamor.

Entre tanta testosterona parlamentaria se encontraban Clara Campoamor y Victoria Kent, las primeras diputadas que pisaron el hemiciclo. "Paradójicamente, Victoria Kent, que pertenecía a un partido menos conservador, pensó que en ese momento no era conveniente conceder el voto a las mujeres", ha señalado Ángeles Egido, catedrática de Historia Contemporánea de la UNED, que ha explicado el porqué: "Se pensaba que iba a favorecer el voto a las derechas. En cambio, Campoamor apostó por el voto femenino con todas las consecuencias".

Así, Kent pensaba que "no era el momento de dar el voto a la mujer española", aunque ello supusiese "renunciar a sus ideales". Según Fernando del Rey, catedrático de Historia del Pensamiento y los Movimientos Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, en un sector "importante de la izquierda republicana pesaba ese prejuicio que tanto denunció Clara Campoamor: el prejuicio de que las mujeres, fuesen del estrato social que fuesen, estaban 'secuestradas' por los curas a través del confesionario, la misa, el púlpito…".

Finalmente, el sufragio femenino se aprobó entre burlas de la prensa hacia Victoria Kent y Clara Campoamor: "En la Cámara Constituyente hay nada más que dos diputadas, y no ha sido posible que sobre ninguna cuestión se pongan de acuerdo Campoamor y Kent". Sin embargo, en 1933 triunfó la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en los municipios. Según Egido, tras el resultado de estos comicios "pareció que tenía razón Victoria Kent, porque ganaron las derechas".

Sin embargo, ha matizado: "Ganaron las derechas no porque votaran las mujeres, sino porque se abstuvieron los anarquistas y la izquierda se presentó dividida". Una cuestión en la que ha incidido Eduardo González Calleja, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III: "La mujer votó en el 33 y salió triunfante la derecha; la mujer votó en el 36, y salió triunfante el Frente Popular. Por lo tanto, no hay relación causa-efecto entre la dependencia emocional presunta de las mujeres y su opción de voto".