Después de sufrir durante años para separarse, Ana María Pérez del Campo se empeñó en que ninguna otra tuviera que pasar por lo mismo. En 1973, todavía en plena dictadura, creó la primera asociación de mujeres separadas.

En aquellos cursillos de cristiandad Ana María conoció a Carmen. Una mujer muy beata a la que su marido había abandonado. Carmen era la candidata ideal para presidir la asociación. Así la policía franquista no sospecharía.

Carmen le dijo a la Policía del régimen que aquella asociación se dedicaría a rezar por el alma de los maridos descarriados. La estrategia funcionó y la asociación de mujeres separadas empezó a trabajar. "Teníamos que asesorar legalmente a las mujeres y plantearles que la vergüenza no era separarse, sino vivir en condiciones de semiesclavitud", recuerda Ana María.

Para conseguir que la Iglesia dejara de meterse en la intimidad de las familias españolas, Ana María se ató a sus ventanas. "Nos encadenamos a las ventanas de los tribunales de la Iglesia en defensa del divorcio justo", cuenta ella.

Llegó la Policía y Ana María pasó una noche en el calabozo de la Dirección General de Seguridad. Además, recibía amenazas continuas: le llamaban a su casa para decirle que mirara debajo de su coche.

"La primera feminazi fui yo. 'Tú te callarás porque nosotros te vamos a callar', me decían. Sin embargo, no dio resultado", sostiene.

Además, Ana María Pérez del Campo recuerda los motivos que le llevaron a luchar hace 40 años por la Ley del Divorcio, como recoge el vídeo que se incluye a continuación.