Cuando se cumplen cuatro décadas del año más sangriento de ETA, 1980, laSexta Columna recuerda cómo la banda terrorista asesinaba entonces cada tres días.

Actualmente quedan más de 300 crímenes de ETA sin resolver, entre ellos el de José Ignacio Ustaran. Sin embargo, su familia ha conseguido que se reabra el caso.

Charo, su viuda, y sus hijos creen que no se investigó a conciencia. El sumario recoge que, además de la bala que mató a José Ignacio, había otra en el reposabrazos del asiento del copiloto.

La hipótesis es que ese disparo hirió al etarra que mató a José Ignacio porque en el coche, además de la sangre de la víctima, se encontró sangre de otro tipo.

"Aparecen en el coche dos sangres distintas, una de mi padre y otra no se sabe de quién", explica a laSexta Columna Rocío Ustaran Muela, hija de José Ignacio Ustaran, asesinado por ETA en 1980.

"La noche en la que asesinan a mi padre, en un local de copas de Vitoria entra una persona herida que se apoya en una gramola y deja un reguero de sangre. Se tomaron muestras de sangre de esa persona", cuenta José Ignacio Ustaran Muela, hijo de José Ignacio Ustaran.

Los restos de sangre que "uno de los individuos había dejado al apoyarse sobre la máquina tocadiscos" coinciden con los del coche. Hace dos años, la familia pidió a la Audiencia que reabriera el caso y hoy la investigación vuelve a estar en marcha.

En laSexta Columna, la familia de Ustaran también recuerda, como recoge el vídeo debajo de estas líneas, el momento en el el que tres etarras entraron en su casa y se produjo el secuestro.