Desde hace siglos, la familia de Antón es dueña de un coto en Castroverde, Lugo, donde hay una ermita que está dentro de su propiedad. Sin embargo, a finales de 2014 el Obispado la puso a su nombre.

Hoy es Antón y no la Iglesia quien tiene que demostrar que todo es suyo, es la 'probatio diabólica'. "Quien reclama el bien ahora tiene que demostrar que siempre le perteneció", explica Antonio Manuel Rodríguez, portavoz de Recuperando.

Antón cuenta que todo el mantenimiento de la ermita es cosa suya, sin embargo, tendrá que ir a los tribunales y se enfrentará a un Obispado que guarda silencio y se niega a contar sus razones a laSexta Columna.

A pesar de que se han hecho públicos los bienes inmatriculados por la Iglesia, esta decisión se encuentra muy lejos de lo pactado por PSOE y Unidas Podemos, como refleja el vídeo que se incluye a continuación.