El que fuera ministro y camarógrafo del caudillo quiso alejar a la derecha patria de la dictadura y convertirla en algo democrático. Manuel Fraga defendía "la democracia con autoridad", algo que al final consiguió... tirando del mundo del toreo.

Pero sus proclamas, tan de otra época, no acabaron de cuajar en aquella España un pelín más moderna. Fraga no ganaba elecciones, así que inventó una táctica que años después seguirían todos sus sucesores: la reforma.

Esta reforma empezó por el nombre, pasando de ser Alianza a ser Partido, pero seguía siendo Popular. Pero esa primera reforma de Fraga no fue suficiente. Tuvo que presentarnos a un nuevo amigo: José María Aznar.

Aznar, elegido heredero en 1990 espectáculo mediante, iba, a su vez, a someter el partido a otra reforma, esta más escénica. El PP de Aznar viajó hacia la modernidad tirando de escenario, sí, pero también de buenos teloneros como Julio Iglesias. Así, se convirtió en la 'rockstar' de la derecha.

Esa fue la reconstrucción de Aznar, la que convirtió al PP en una máquina de ganar incluso al más temible adversario: Felipe González.